No todas exactas, pero sustancialmente ciertas

Tubo de ensayo

Por René Delios

Pues no está perdido el comentario chusco en redes que indica que “ni se devaluó el peso, ni se disparó la inflación, ni somos Venezuela, ni se hizo dictadura, ni se persigue a la prensa, ni quebró Pemex, ni nos aplastó Biden” entre otras negaciones no todas exactas, pero sustancialmente ciertas.

El punto es que ya en frío, los medios informativos de amplia cobertura que dejaron de ser apoyados por el o los gobiernos de Morena –en las entidades del país-, obvio tienen especial enfoque en sus críticas, o se inclinan por el morbo, en el entendido de que deja más que la objetividad –que diluyen entre los párrafos-, y baste el ejemplo de que se difundió más de entre los sustraído a la Sedena, que el presidente está enfermo, en el ánimo de menguar su imagen, y dieron como exclusiva la información de que tiene hipertensión entre otros padecimientos que, el tabasqueño, minimizó ante los medios, pero guardó que si hakean a los militares igual a otras instituciones –lo que no analizaron los especialistas en su contra-, como la fiscalía o gobernación, no para hacer público nada, sino para contar con información privilegiada en cuanto a operativos y coberturas logísticas, que le permitan al crimen organizado tranzar sin problemas, lo que sería verdaderamente grave por la vulnerabilidad que significa, como lo que sucedió con la SEDENA, que ya tenía su par de años que la Secretaría de la Función Pública había advertido, pero por alguna causa no se activaron las alertas desde gobernación.

Y es que en este país -dicen que no pero sí-, si no es de la atención del mandatario, no es prioritario para los funcionarios del gobierno; ha pasado con todos los temas, y aun sean un fracaso como esa venta del avión presidencial que ya no recibe ni mantenimiento, o el tema del Tren Maya, no le echan ganas.

El tema del tren del Sureste lo destacan ahora los medios no porque ganó todos los amparos en su contra, o porque sea necesario para reactivar toda la península aprovechando la afluencia turística a Cancún, sino porque –de acuerdo a lo hakeado a la Sedena, cuyos ingenieros realizan la obra-, no va a ser terminado antes de que termine el sexenio, lo que hizo feliz a sus oponentes que no demoraron en divertirse con el tema, en otro de los tantos temas a que recurren para lo mismo que, en neto, no le hacen mella al presidente.

Obvio que el Tren de marras no va a ser terminado a tiempo; las múltiples demandas detuvieron indistintas veces las obras en sus cinco tramos. Fueron demandas para perjudicar esa obra por ser emblemática del sexenio, so pretexto de daño ambiental que no es tal –ni mereció critica internacional-, pues el tendido pasa en su mayoría por pura zona de acahuales en dónde otrora hubo selva, es cierto, pero que desbastaron hará más de cuarenta años y apenas lo vienen descubriendo los que ahora se desgarraron las vestiduras, más porque les suspendieron el proteccionismo o paternalismo de fideicomisos Pronatura que nunca se justificaban, pero que les permitía un turismo ecológico de escala mundial, como pasó por años con esos organismos no gubernamentales (ONG), que dependían de los presupuestos federales.

¿O no? 

Como esas historias hay varias que se deberían contar esos medios objetivos, para desenmascarar a tanta organización cínica que, los opositores al régimen incluso hasta apoyan en aras de perjudicar a la presente administración, y más si va directo a la yugular del mandatario.

Como eso de que está muy enfermo, aunque no les alcanzó el dato para justificar una como crónica de una muerte anunciada, como quisieran no pocos reaccionarios extremos que ven al presidente como enemigo y no como adversario, quien hasta para eso, salió bueno.

Y es que no le han hecho mella; insisto: lo contrario se viera.

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