La exposición de motivos

Tubo de Ensayo, por René Delios ·

Por cada periodista, habla su trabajo -y de años-, no un presidente; aun con eso, su opinión en torno a medios y comunicadores, se debate con respeto por lo que él representa, pero esa investidura lo hace a la vez cuestionable en su haber y hacer, en el ejecutivo federal.

Vamos para cinco años y no hay un excelente gobierno: se notara y la exposición -o el reclamo- de eso ¿Lo irrita?

¿Cuántos mexicanos no conculcan con la 4T?

¿Son sus enemigos o adversarios?

La otra es que no necesitamos más clases de historia política de su parte, sobre los gobiernos del PRI o el PAN -que padecimos todos-, sino los buenos anuncios, y esos aún no se dan plenamente, ni en seguridad, ni en desarrollo social y humano para los que menos tienen -que son la filosofía del sexenio-, y pues se expone, se analiza y se cuestiona, sobre todo desde la oposición que aprovecha esa coyuntura y eso ¿Irrita? ¿Porqué? ¿Los números están ahí, a juicio de todos, no solo de los comunicadores?

Y eso es para que cada ciudadano cuestione, desde el cómo se gobierna el municipio, pasando por la entidad y hasta la nación, como es su derecho.

¿Y luego?

Nada más saludable que la exposición de motivos, pues la censura limita la evolución política, no la detiene: no puede; la libertad es inherente al pensamiento, pero cuesta -lo padecimos todo el siglo pasado- librarse de ello, y México ha pagado con muerte y libertad eso, pero no se necesitó otro movimiento armado como el de 1910 para librarse de un cacicazgo político que absurdamente niegan, pues hablamos de todo el siglo XX -no un sexenio-, en que saquearon pero no se acabaron a México.

Desde luego que el presidente puede emitir su opinión en torno a ese pasado como para recordarle a la gente el porqué votaron por él, pero tampoco sus críticos han logrado perjudicar significativamente su imagen en lo que va de su gobierno; igual: los números electorales hablan y lo hacen a favor de Morena, aún -ahora sí- eso también irrite a sus enemigos.

Igual en su derecho de réplica, el mandatario sabe que será foco de atención, por lo que debe ser sin inquina, sin descalificativos, para no caer en lo mismo que cuestiona: la parcialidad con que algunos periodistas han actuado en su trabajo profesional.

Pero me regreso: serán los lectores o la audiencia la que determina si un periodista es imparcial y objetivo, analítico en lo subjetivo, no él.

«Los medios son para los ciudadanos, no para los políticos»… Lo dijo Katherine Graham, la legendaria directora de The Washington Post, el diario reaccionario a todo socialismo y ahora el populismo que crece en América Latina: «los políticos y su labor -como sus resultados- son la materia prima del diarismo, pues todo que realizan se refleja en y para la sociedad, y es materia de crítica».

Así que al presidente no tiene porqué molestarle porque cuestionar sus resultados, como tampoco felicitar a los que se los por reconocen. Pero parodiándolo; «ya chole que cuestiona que lo cuestionen, pues ya finaliza su sexenio y es la fecha de los resultados, y aunque no se elimina por decreto, bueno fuera se extirpara la corrupción -difícil, muy difícil-, pues lo demás vendría por añadidura.

Matraz

Decía Fidel Velázquez Sánchez, otrora columna del sistema, presidenciable de todo el tiempo, y que se descartó siempre -de lo peor del PRI, del sistema, del institucionalismo a ultranza, corrupto y antidemocrático-, que «la suma de ceros, da ceros».

¿Qué cantidad le da a cada aspirante a la gubernatura por Chiapas?

A quien elija, sea usted su inspector de obra y labor, constante, insistente, porque eso de ver a los candidatos como salvadores, ni al caso: ya un cuarto del siglo, y siguen con los mismos procedimientos antidemocráticos, cuando, la opinión pública ya conoce la inquina, el dolo, el criterio financiado en los medios masivos y las redes sociales.

La otra es que ahí andan todos los posibles en baños de pueblo por la entidad, buscando like, igual pasando la charola con los consorcios y empresarios, buscando donaciones millonarias para su causa, que son compromisos de nivel, que sí paga quien gane, con obras, contratos, concesiones y concertasesiones.

Digo.

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