Javier Domínguez.
17 de noviembre del 2025. Tuxtla Gutiérrez.- La agricultura chiapaneca enfrenta una vulnerabilidad crítica ante la sequía y la falta de tecnificación, advierte un análisis reciente del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). El estudio, encabezado por el investigador Irvin Rojas, identifica a la entidad como uno de los territorios más expuestos a los efectos del cambio climático, con impactos directos en cultivos esenciales como el maíz y el frijol.
La investigación señala que las sequías serán cada vez más severas en las próximas décadas, afectando de manera especial a los pequeños productores, quienes dependen de una agricultura de subsistencia.
Sin embargo, el problema va más allá de lo climático. El análisis incluye una regionalización de la producción de maíz blanco que agrupa a los municipios según su nivel de tecnificación y rendimiento. En este mapeo, Chiapas se ubica en clústeres con condiciones productivas “claramente desaventajadas”, muy lejos de entidades como Sinaloa, donde los altos niveles de tecnología permiten alcanzar hasta 12 toneladas por hectárea.
La brecha se explica, principalmente, por la casi nula tecnificación del campo chiapaneco. El estudio detalla que la contratación de seguros agrícolas es prácticamente inexistente, con una penetración menor al 0.1%. El acceso al crédito ronda apenas el 2.5%, y el uso de maquinaria —como tractores o fertilizadoras— es mínimo.
Esta combinación empuja a los agricultores a depender de una agricultura de temporal de baja productividad, altamente vulnerable a la variabilidad climática, la cual se intensifica con el avance del cambio climático.
El CIDE concluye que garantizar la seguridad alimentaria del país requiere fortalecer la capacidad productiva de los agricultores en régimen de temporal, con especial atención a quienes enfrentan mayores limitaciones tecnológicas, antes de que los efectos irreversibles del cambio climático comprometan la producción nacional y, con ello, la soberanía alimentaria.












