Javier Domínguez.
20 de noviembre del 2025. Tuxtla Gutiérrez.-
La agresividad al volante, las carreras entre unidades y las reacciones irritables hacia los pasajeros no son conductas aisladas, sino la consecuencia de un cúmulo de presiones laborales, económicas y ambientales que enfrentan los operadores del transporte público, aseguró el psicólogo clínico Gregorio Camacho.
El especialista explicó que la falta de atención psicológica y seguimiento emocional agrava el estrés de los conductores, quienes trabajan bajo esquemas de presión por cumplir cuotas diarias, mantener sus unidades y sostener a sus familias. Esto los conduce a manejar en tensión constante.
Camacho describió que la lucha por ganar pasaje genera una competencia agresiva que los lleva a asumir riesgos y priorizar la rapidez por encima de la seguridad de los usuarios. A ello se suman las altas temperaturas de la capital chiapaneca, que incrementan el malestar físico y propician reacciones impulsivas.
Otro factor es el uso frecuente de bebidas energizantes para enfrentar jornadas extenuantes, lo que acelera la frecuencia cardiaca y acentúa la irritabilidad.
El psicólogo advirtió que las y los conductores son un motor económico fundamental, pero carecen de acceso a servicios integrales de salud física y mental. Propuso implementar programas de recreación, asesorías financieras y facilitar el acceso a atención psicológica y médica para disminuir los niveles de tensión en el sector.












