Chiapas y sus contrastes políticos

Tubo de Ensayo, por René Delios ·

Como si fuera una entidad de alto interés político o económico dentro la nación, en la aldea se da mucha especulación sobre el o la que podrá gobernarla, cuando está entre las  más pobres y socialmente problemáticas del país, con serios rezagos sociales y carencia estructural que, nos deja casi en todo al último de la media nacional, a falta de vías para el desarrollo, carencia que no tiene más explicación que al estado, lo han gobernado mal, o no ha habido la suficiente capacidad política, o interés central, para solucionar sus pendientes latientes. 

Y es que si hay una entidad llena de contrates, esa es Chiapas; su riqueza tiene contra espejo: la pobreza extrema; sus recursos no han beneficiado a su comuna en medio siglo de explotación a diario, y no fueron bien objetados -esperemos que ahora sí- los programas o proyectos  estructurales o comerciales para el desarrollo agropecuario y agrícola, que no sean los programas centaveros, que como esos para campesinos subsidiados de siempre, han servido para medio remediarles el hambre, pues el varo fue manipulado por años -he ahí su ahora enojo- por líderes que se sienten desplazados pues ya no son necesarios, y funcionarios que se sienten despojados de las mercedes y privilegios del erario.

Con todo y ese desafío social y los bajos presupuestos y pobres proyectos para nivelar el desarrollo integral de la entidad en un solo sexenio, hay muchos aspirantes -y por parte de un solo partido- a gobernar Chiapas en 2024.

Hay entre ellos los que dicen conocer a su entidad y los que opinan que todo está expuesto en las estadísticas:, cuando conflictos, rezagos y resentimientos sociales se conjuntan, y más en los tiempos electorales, como ha pasado cada sexenio y es cuando reaparecen los problemas acumulados, pues solo los administraron en su momento, y el problema medular es manipulado a modo por siglas, credos, sujetos, reanimando el odio y la confrontación, especialmente en poblados indígenas y hasta mixtos, para obligar a la concertaseción, y limar el choque de intereses, en medio de un tráfico de influencias y corrupción política y administrativa, que tanto le ha costado a ésta entidad, aparte de que por años, no se evaluó la obra pública minuciosamente, y menos la federal -Chiapas, tan poco correspondida y lejos del centro-, y es por eso que de vez en vez se sabe -si se filtra desde el gobierno- malas obras, modificaciones no hechas, de escuelas o clínicas pírricas reportadas como concluidas, equipadas y no hay nada, solo el esqueleto.

La presente administración de Rutilio Escandón Cadenas encontró un sector salud sino desmantelado, para nada equipado como se difundió en el sexenio pasado, en que los mismos equipos eran llevados en caravana de “avanzada” para la foto.

Regresando, posiblemente dos coaliciones busquen la gubernatura: ¡Va por México! -aunque no se ve quien pudiera ser su abanderado, como sucede en el escenario nacional: sus recuas están muy flacas-, integrada por el PRI-PAN-PRD; “Juntos hacemos historia”, con Morena a la cabeza y su rémora PT, pero ahora posiblemente con la coalición del PVEM -que en 2018, jaló con el PRI a la gubernatura por Chiapas-, y los satélites locales como Chiapas Unido o Mover a Chiapas, en tanto el Movimiento Ciudadano, el partido naranja, ya anunció que irá solo en busca de la presidencia en 2024.

¿Será igual en el caso de las gubernaturas?

Porque aparte de Chiapas (Morena), entidad gobernada por Rutilio Escandón Cadenas, se disputarán los gobiernos de Ciudad de México, gobernada por Claudia Sheinbaum (Morena); Guanajuato, gobernada por Diego Sinhue Rodríguez (Partido Acción Nacional); Jalisco, gobernada por Enrique Alfaro (Movimiento Ciudadano); Morelos, gobernada por Cuauhtémoc Blanco (Encuentro Social); Puebla, gobernada por Sergio Salomón Céspedes (Morena); Tabasco, gobernada por Carlos Manuel Merino (Morena); Veracruz, gobernada por Cuitláhuac García (Morena), y Yucatán, gobernada por Mauricio Vila (PAN).

Ese día también se elegirán 128 senadores y 500 diputados federales, 30 congresos locales y en veinticinco de las treinta y dos entidades federativas, se renuevan mil 057 gobiernos municipales o alcaldías, que son las que le dan sabor al caldo, pues son lo que se dice, las candidaturas a los gobiernos más cercanos al pueblo, aparte de que no hay que olvidar que son los municipios, las verdaderas -y olvidadas- células de la federación.

El proceso electoral, con todas sus formalidades, comenzará en septiembre de 2023, o sea, dentro de ocho meses, y es por eso que se calientan los motores desde ahora, aunque de acuerdo con la ley las campañas electorales deberán iniciar el mes de marzo de 2024, y la elección será el primer domingo de junio de ese año.

Mientras, la guerra sucia en las redes sociales -que no le llegan a la población pobre-, nos refleja la pobre cultura política que tenemos, en una de las entidades con mayor rezago educativo para no variar, y que desde luego en la estadística, es fácil de manipular, aun esa parafernalia de que “Chiapas despierta”, como el “México reacciona” que usa una oposición sin músculos, que tiene decepcionados a los que en verdad, no quieren que Morena, la 4T y el planteamiento populista de AMLO, repitan en 2024.

Son los que le han metido billete a esa guerra sucia desde el inicio de la cuarta administración federal en lo que va del siglo.

Obvio es que ya en diferentes siglas, cual chapulines sin ética política, se vuelve a observar la lucha democrática ¿entre viejos clanes? a través de sus exponentes, todos sin excepción, idóneos, pero parte de la misma clase política que ha estado en los puestos de dominio y decisión en la entidad, y en eso solo cambian los nombres, los visibles.

¿Pero cambian las intenciones?

Porque se requiere de continuidad, de una política social y administrativa integral, que no solo aterrice, sino que se ejercite en los rubros sensibles a la población, como educación y salud, vías de comunicación rural y junto a eso, la electrificación para que llegue la modernidad, la comunicación celular, en fin, obra popular en buen sentido, aunque no luzca, como ahora que se invierte en directo a municipios, sea en clínicas, escuelas, pavimentación, drenaje, alumbrado,  y que desde luego -como a nivel federal-, la oposición local minimiza, porque no son obras de relumbrón como otrora en que, “nos construyeron” un lienzo charro que ahora sirve más para espectáculos que para el motivo que le dio origen, aparte de que la charrería es cara, elitista, no para el peludaje.

esas cosas no deben repetirse, pero contrario censu, si adoptar los buenos proyectos del antecesor, porque todo el que entra a gobernar en éste país, borra o mínimo reducido en lo operativo, todo lo bueno del gobierno de su antecesor, para que no le haga sombra y menos opaque a su administración, idea que debe ya concluir por obsoleta.

Digo, hay que ver que ya nos acercamos al primer cuarto del siglo XXI, como para seguir arrastrando modismos políticos del siglo pasado.

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