Ahí están los números, las estadísticas

Tubo de Ensayo, por René Delios ·

El Congreso peruano iba a destituir al presidente, Pedro Castillo, por supuestos cargos de corrupción, acusación falaz y manipulada, por lo que éste, tratando de frustrar la votación cameral en su contra, se le hizo fácil anunciar la disolución del Congreso y la instauración de un gobierno de emergencia, lo que se consideró como un intento de golpe de Estado que finalmente no fue tal ni por asomo.

Pero lo arrestaron al estilo puro de la represión oligárquica que cree -pese a los años de que eso ha pasado en Suramérica-, que muerto el chucho se acabó la rabia cuando, el virus libertario se propaga, se levanta, protesta.

Seguramente con las fuerzas armadas controlen la inconformidad en Perú, pero no el nacionalismo social -que no populista- que cada vez se va manifestando por el mundo, sea Ucrania, o más al norte: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, todos gobernados por la centro izquierda que, para nada está en contra del capitalismo, pero si plantea correspondencia.

Pero acostumbrados a la explotación voraz del beneficio -sea concesión o privilegios fiscales-, igual lo hacen de la labor de los trabajadores, a los que les pagan unos salarios de miseria, como sucede en México, en comparación a las ganancias promedio de las empresas.

Esto desde luego en colusión con autoridades laborales, sean sindicatos u organismos reguladores -que en México es la Comisión Nacional de Salarios Mínimos-, ahora sí que a disposición de los empresarios, industriales, comerciantes por sexenios, sin que sus integrantes reaccionaran aún la inflación y la obvia depreciación del poder adquisitivo del salario.

Ahí están los números, las estadísticas del periodo neoliberal, en que se anunciaban PIB favorables para la producción, beneficio que, nunca aterrizó en los trabajadores.

Y ahí también están los números comparativos salario-inflación de 1988-2018, que es según el mandatario mexicano, el periodo neoliberal que, para éste escribidor de bodrios debería incluir a De la Madrid -y hasta a López Portillo-, pues AMLO solo se refiere a Salinas, Cedillo, Fox, Calderón y Peña.

Los tecnócratas llegaron con José López Portillo; éste con el aval del petróleo, fue el que endeudó al país, en la idea falaz de «administrar la abundancia».

Por sexenios el servicio de la deuda ha mermado la capacidad de crecimiento de México, aparte del manipuleo de la perspectiva o prospectiva económica que hacen evaluadoras u organismos de financiamiento, como el FMI, BM o la OCDE, que acaba de publica esta joya en noviembre pasado: se prevé que el crecimiento del PIB real se desacelere en un 2.5 por ciento éste año, hasta el 1.6 por ciento para 2023, pero con un repunto al 2.1 en 2024 -año electoral-, y el consumo se verá respaldado por la mejora gradual del mercado laboral, aunque la elevada inflación le restará fuerza.

¿Y luego?

¿Vamos o no bien?

Porqué esas organizaciones minimizan o reconocen las políticas económicas de los países en economía emergente, y sus “decires” -sobre todo en naciones de centro izquierda, no de su agrado político, como lo es México, Argentina, Ecuador y en breve Brasil- en serio pueden influir en los inversionistas internacionales que, dan como ciertas las perspectivas económicas de esos especialistas, reflejo de compañías leoninas que así eliminan competencia posible en determinadas naciones, en las que se coluden con sus funcionarios, para lograr concesiones y permisos exclusivos.

Negocios millonarios, de esos que entran en el concepto de macroeconomía, ese termino que tanto les gusta a los neoliberales -repito- leoninos, que especulan con el Producto Interno Bruto para ponderar o desprestigiar a un gobierno, cuando esa condición depende de la escala mundial, o situaciones sui generis como la Pandemia, por ejemplo.

Así, como en Perú acusaron de corrupción a Pedro Castillo, de que llevaba al gobierno a la ruina, igual suena eso de México: el neoliberalismo sucio, roedor, que ya no es gobierno, que se siente desplazado, despojado de sus mercedes y privilegios, trata de impedir sin éxito acabar con ese nacionalismo creciente, tanto en Europa, Asía, Latinoamérica.

Es encontrar el equilibrio, la equidad, la paridad, lo justo, lo derecho dentro del derecho, sin alteraciones.

Eso es todo, pero no les gusta, por eso lo combaten con tanta demagogia y desinformación.

Matraz

Hay una plaga de cucarachas en el edificio Plaza de la capital del estado.

A nombre de la austeridad republicana se cometen muchos abusos en contra de los trabajadores, al apagar climas, elevadores, alumbrado, limpieza o asepsia en general -y pasa en todas las dependencias, en distinto grado-, a riesgo de la salud de los empleados y las buenas condiciones laborales que, son esenciales para un mejor rendimiento.

Esa situación se vive en el edificio Plaza en dónde derechos humanos, el congreso local y otras oficinas no se pueden coordinar para combatir una plaga de cucarachas que lleva semanas afectando las condiciones laborales, lo que parece no interesarle a los que, ahí son los titulares de las dependencias “huésped” en ese edificio -viejo, húmedo, factible para la plaga-, que en sus bajos tiene cocinas de todo tipo, las que, seguramente, o generan o padecen ese problema.

Pero no dicen nada.

De los trabajadores la denuncia no se espera, pues están condicionados a un posible despido, y sorprende que no reaccionen ni Juan José Zepeda Bermúdez, titular de la CEDH, y ni Aarón Yamil Melgar Bravo, presidente de la junta de coordinación política del congreso estatal, y se puedan coordinar con un evidente problema de salud pública, pues esas oficinas están en el centro de la capital del estado, y a esos espacios acuden ciudadanos -a reclamar o a tramitar- demandas.

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