ABORDARÁ cineasta chiapaneco represión de inmigrantes chinos en México 

Por Rodrigo Yescas Núñez

El fenómeno cultural suscitado a finales del siglo XIX en México, cuando imigrantes chinos llegaron a México primero provenientes de Estados Unidos, y luego desde su país, impulsados por dos factores principales: los desplazados por la guerra del opio, y esa oportunidad de abrir del país a la inmigración, a fin de enriquecerlo culturalmente. 

En realidad, se tenía la esperanza de atraer a inmigrantes de Europa occidental, de países con tradición de modernidad y avance tecnológico. Como no se pudo cumplir esta meta y apremiaba la necesidad de importar mano de obra barata para las haciendas, v las de tren y las minas, a regañadientes se consideró a los asiáticos.

Esta oleada de chinos provocó el recelo y la antipatía de nacionales que los vieron como una amenaza a sus fuentes de empleo, potenciado además por el estereotipo que en Estados Unidos les crearon, como ser ser “inasimilables”, de “aferrarse a sus usos y costumbres”, de ser “peligrosos”, “serviles”, “sucios y de asquerosos hábitos” y, en general, “inferiores desde el punto de vista mental y moral”. Además, su apariencia física se consideraba desagradable, sus ojos rasgados traicioneros y su lengua una total cacofonía.

Estos conceptos sobre los chinos rápidamente fueron heredados por los mexica- nos y persistieron mucho después de que en Estados Unidos hubiese cesado la persecución de esa minoría.

Ramón Llaven Zavala es un joven chiapaneco de treinta y pico de años que, aunque tuxtleco de nacimiento, tiene ascendencia directa de inmigrantes chinos, como su bisabuelo, quien sufrió en carne propia esta represión que lo hizo refugiarse durante años en la sierra de Chiapas a fin de sobrevivir, “y es quizá por eso que hoy yo existo, porque las circunstancias orillan a la supervivencia”.

Llaven es además productor de cine, quien en estos momentos prepara el rodaje de una historia que indague de manera más amplia esta persecución que, en algunas ciudades de este país, alcanzó dimensiones dantescas.

Al preguntarle el por qué de esta inquietud, nos cuenta que fue después de tener contacto con documentos de su bisabuelo (que tuvo que mandar a traducir porque él no habla el Mandarín) que surgió la curiosidad de conocer más de sus orígenes, mientras que a través de su film quiere “ayudar a entender los motivos de esta cacería que sufrieron los chinos y, al mismo tiempo, atestiguar su integración paulatina a la sociedad de la que son, como en casi todos países del mundo, parte importante”.

Dicha película, cuyo título tentativo es “Corona Humilde”, tendrá como locaciones las ciudades de Mexicali, Arriaga, Tapachula y Ciudad de México, y al autor también le servirá para depurar ciertos conflictos personales a la vez de establecer puentes más directos con sus orígenes. Más adelante haremos una segunda entrega de esta nota a manera de seguimiento.

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