ACUSAN que nueva Ley General de Aguas es “un despojo disfrazado de reforma”

Tuxtla Gutiérrez, 17 de noviembre.– El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Chiapas, a través de su presidente estatal, Rubén Antonio Zuarth Esquinca, lanzó una crítica contundente contra la iniciativa del Ejecutivo Federal para expedir la nueva Ley General de Aguas y reformar la Ley de Aguas Nacionales.

Zuarth calificó la propuesta como “un retroceso histórico”, al considerar que pone en riesgo al campo mexicano y vulnera derechos adquiridos de productores y usuarios del agua. Señaló que, aunque la iniciativa asegura garantizar el derecho humano al agua, en los hechos no establece mecanismos de financiamiento, deja vacíos legales y aumenta la discrecionalidad del Gobierno Federal.

El dirigente priista advirtió que la nueva ley busca centralizar el control del recurso hídrico en la Comisión Nacional del Agua (Conagua), elimina la posibilidad de heredar o transferir concesiones, permite cancelar títulos sin declaratoria previa y endurece sanciones contra productores que, en muchos casos, enfrentan irregularidades derivadas de la falta de capacidad institucional.

“Se trata de una ley que concentra poder, elimina derechos y convierte al Gobierno en administrador absoluto del agua, decidiendo a quién se le otorga y a quién no”, expresó Zuarth.

Agregó que el núcleo del problema es que la reforma deja de reconocer el agua como un elemento vital para el campo y la coloca bajo tutela gubernamental. Según análisis técnicos del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, los municipios recibirían nuevas obligaciones sin presupuesto, el saneamiento no estaría garantizado por falta de recursos en el sector Salud y la protección a usuarios quedaría sujeta a normas futuras sin certeza jurídica.

Esto, afirmó, abre la puerta a la arbitrariedad, al condicionamiento político y a una vigilancia excesiva sobre los productores.

Zuarth retomó además la preocupación del sector rural, que sintetiza su inconformidad en frases como “sin agua no hay cosecha”, “el agua es patrimonio del campo” y “la concesión no se toca”. Estas expresiones, dijo, reflejan la alarma de miles de familias que viven de la tierra y temen que su estabilidad y su herencia se vean amenazadas por la reforma.

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