Observatorio Solar, por Gonzalo Núñez de León ·
El pasado 7 de junio, en el marco del Día de la Libertad de Expresión, Chiapas vivió una jornada que rompió con una larga ausencia institucional: tras más de 16 años sin un encuentro formal entre gobierno y medios de comunicación para conmemorar esta fecha, finalmente hubo convocatoria. Y aunque el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar no estuvo presente debido a una gira de trabajo, sí convocó y envió en su representación al director del Instituto de Comunicación Social, José Luis Sánchez.
La cita reunió a los titulares de los poderes Judicial y Legislativo, Juan Carlos Moreno Guillén y el presidente del Congrego, Luis Ignacio Avendaño, respectivamente, quienes compartieron mesa con reporteros, editores y comunicadores de prácticamente todos los medios en Chiapas. Un gesto que, en tiempos donde el ejercicio periodístico sigue enfrentando riesgos y descalificaciones, resulta valioso.
Desde 1951, este día ha sido una fecha simbólica para la prensa nacional, instaurada por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés y editores de la época, para reconocer la labor de quienes, con pluma, micrófono o cámara, recaban el pulso de la ciudadanía. Sin embargo, en Chiapas, hacía más de 16 años que el gobierno estatal no sostenía un acercamiento formal y abierto con los comunicadores en su día.
Correspondió entonces al director del Instituto de Comunicación Social, José Luis Sánchez, transmitir el mensaje del gobernador Ramírez Aguilar, quien desde su campaña dejó en claro que gobernaría de la mano de los medios de comunicación. No como meros espectadores, sino como una herramienta indispensable para detectar aciertos y errores en la administración pública, y sobre todo, para mantener una comunicación directa con la ciudadanía.
Y es que, guste o no, los medios son el termómetro social más inmediato. Ahí donde se recoge la inconformidad de una colonia olvidada, el abuso de una autoridad o la buena noticia que da identidad y orgullo a los chiapanecos. Por ello, fortalecer esa relación no es un acto menor, sino una señal de madurez política y respeto a la democracia.
La convivencia estuvo aderezada con lo mejor de la gastronomía local, la música de la marimba de Coneculta y una tómbola de regalos que puso ambiente festivo. Pero más allá del convivio, quedó patente que la relación gobierno-prensa debe sostenerse no sólo en los brindis, sino en el ejercicio cotidiano de respeto, crítica responsable y apertura al debate.
Desde esta tribuna, celebro que los comunicadores chiapanecos sigan enarbolando la bandera de la verdad, la justicia y el compromiso con la sociedad. Porque una prensa libre no se agradece ni se premia: se respeta y se ejerce todos los días.
Que así siga siendo.
