Tendencia Equívoca

Tubo de Ensayo, por René Delios//

Me parece desubicado que por ser opositores, existan los que deseen y hasta se alegren de que en algo -por planeación, accidente o corrupción- fracasen los proyectos gubernamentales y hasta celebren cómo caen los caprichos de los gobernantes, con relación a sus programas de gobierno, en especial los de desarrollo, sean social o económico.

Hace años, por ejemplo, hubo los que cuestionaron la remodelación del estadio “Víctor Manuel Reyna” con motivo de la llegaba del equipo Jaguares a Tuxtla, y lo mismo pasó cuando se construyó de cero un Lienzo Charro, también en la capital chiapaneca; tanto el equipo de primera división como colocar a Chiapas como punto de festividad charra, fracasaron con los años aun la gran inversión; una vez que el gobernador promotor se fue, desaparecieron equipo de futbol y los charros entusiasmados, y estadio y lienzo quedaron de elefantes blancos y son a la fecha burla popular.

Ahí están, como monumentos al capricho gubernamental, y del cómo, en este país, los mandatarios en los tres niveles de gobierno, pueden aun usar el varo de manera discrecional, a modo, sin importar el monto, y como ahora, hasta sin licitación pues, no hay que olvidar que son de la 4T, un derroche de honestidad y transparencia.

Desde luego que sí se disfrutó en su momento: la gente asistía al estadio hasta que el equipo se hizo perdedor, pues le bajaron calidad en jugadores y equipo técnico, así como se disfrutó por única vez en Chiapas, de aquel Congreso Nacional Charro -para promover una mexicanidad chiapaneca que no ha sido correspondida-, en el que el entonces mandatario no logró la suerte y resbaló con el equino al suelo; me cae que ojalá hubiera sido un éxito ese congreso, dejado un buen varo y prestigio para Tuxtla, como sede de eventos como ese, que buena falta hacen.

Pero le falló la suerte a Manuel Velasco y desde luego que la gente -y sus adversarios- se la cobraron y fue objeto de burla.

Hay como una tendencia equívoca a desear que todo sea fracaso para reírse, burlarse, denostar no al gobierno del estado, que es una cosa abstracta, sino a sus actores principales, y así sacar raja de las frustraciones políticas más genuinas.

Como muchos, decepciona conocer de casos de incapacidad o superfluidad oficiales; de esa suficiencia tan común en los funcionarios públicos, y más en los representantes populares -eso es penoso, la verdad-; en la autoridad de seguridad que sea, con su actitud de perdona vidas, buscando extorsionar a los ciudadanos.

En lo social -muy aparte de los triunfalismos magros del gobierno- hay una incertidumbre hacia la nada, y que Chiapas gravite en una especie como limbo desenredando problemas que caciques o grupos o criminales generan indistinta región, para lograr dominio o sacar provecho aun afecten al estado de derecho, en la ignorancia grande de no ver que, eso provoca anarquía y ésta, sin remedio se vuelca en contra de quien la genera.

Ejemplos hay a todo lo largo de la historia humana.

Pero la soberbia, insisto, se manifiesta, y los que no ven en ninguna parte nada bueno, preguntan que sí hay un objetivo social, pues no se le ve rumbo hacia ningún fin, y leo -o veo, según el caso- la autoría de la supuesta critica, y los más son personajes que en otro momento fueron protagónicos en la administración pública -con Juan, con Manuel, y aún más atrás: con Pablo-, o estuvieron en puestos claves de mandos medios, o de alguna u otra forma, fueron parte de los engranajes de pasadas administraciones, y desde luego no están en la jugada actual, y se sienten desplazados, desperdiciados, ofendidos.

Otra cosa fueran en un cargo, pero así acostumbraron a los políticos en la política: entre ellos mismos generaron ese modus operandi, y cuestionan que las presentes administradores del Morena no son integrales  -o inteligentes-, porque no los integran a ellos, y la verdad es que entre esas personas “en la banca”, desde luego que hay hombres y mujeres de valía, experimentada, conocedora artes y oficios, de política y administración pública, que debería estar trabajando por Chiapas en lugar de tanto improvisado que, en cada gobierno, colocan en cargos de decisión como pago a político, sea por el financiamiento o por la alianza en la campaña.

¿Qué no?

Esas personas -que se sienten como si tuvieran un título nobiliario- son un riesgo medido, aún AMLO haya advertido que se terminaría con las cuotas políticas, pero, lamentablemente no es así: ahí tienen los ejemplos sucios de Morena y sus elecciones internas, y no va a ser distinto para 2024, y como ha sucedido siempre, en Chiapas, entidad con serios rezagos sociales, bajo desarrollo humano en no pocas regiones del estado, ausencias institucionales de sexenios, todos se sienten los idóneos para las candidaturas, y “sacar adelante” a estado.

Pero conociendo como opera la “izquierda” chiapaneca, es difícil que compartan su logro, y es por eso que, los de antes, los que se ufanaron de ignorarlos a ellos, ahora se la aplican y pues, los de otra están ardidos y cuestionan del gobierno de Rutilio, todo lo que no pudieron hacer ellos, al frente de los destinos chiapanecos.

Yo insisto: los pueblos permanecen, tienen identidad dentro de sus diferencias; no hay dos Chiapas, pero pareciera: los gobiernos son efímeros y cuestionables, el pueblo siempre será uno.

Para no ir tan lejos, todos los que han llegado en el siglo XXI son cuestionables, entraron a gobernar un Chiapas decantado por el desgaste social, desencantado de sus gobiernos corruptos, y aún con eso se sintieron impolutos, fueron autoritarios, prepotentes e indiferentes, y sus logros magros: hay está la estadística, los índices de desarrollo humano de cuando entraron con el cuándo salieron.

¿Si la percepción popular sobre ellos es esa, qué puede cambiar ese criterio?

Cada gobierno tiene su momento, su oportunidad de beneficiar a su pueblo, de darle dignidad, y es ese pueblo el que le da su lugar histórico.

Se llama vox populi, y es contundente.

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