…Tan cerca de los Estados Unidos


Ecce Hommo, por Rommel Rosas

En noviembre próximo se llevará a cabo una de las elecciones que acaparan todos los reflectores a nivel mundial, se renovará la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, misma que se envuelve (como todo el mundo en la actualidad) entre posiciones extremas que no llevan más que a la división, no sólo de los ciudadanos de nuestro vecino del norte, sino también de todo el mundo.

Dentro de la narrativa está el miedo – fundado o no – que le tenemos al ex presidente, y candidato Republicano, Donald Trump por las posibilidades que tiene para volver a acceder al poder; lo cual conllevaría para muchos una radicalización de las posturas norteamericanas en cuestiones que para los habitantes del orbe son de primera importancia, como lo es la Guerra de Ucrania, la Guerra en Palestina, y el comercio con China, un gigante asiático que constituye una amenaza comercial, debido a los bajos costos que sigue manejando y, cuya tecnología, cada día se aleja más de aquel pensamiento de que “todo lo chino es desechable”.

No obstante estos miedos sobre todo de las clases intelectuales, los mercados norteamericanos (que son los que les importan a los candidatos) ven con buenos ojos el regreso al poder de Trump, pues entre sus propuestas trae una menor carga arancelaria para los empresarios, así como el proteccionismo de la industria norteamericana, en donde ha hecho un enfásis especial en la industria automotriz; situación que ha caído de rebote para México, al decir que mucho de los autos chinos eléctricos que podrían ser importados, provendrían de nuestro país, al aprovechar las ventajas del Tratado de Libre Comercio. Es por ello que hace un par de días vimos el anuncio de Elon Musk, sobre la pausa que tendría la planta de Tesla en Nuevo León, hasta esperar los resultados de las elecciones y la política fiscal que se impondrá a los autos foráneos.

Sumado a esto, el discurso de Trump es un discurso también para millones de norteamericanos que buscan en el gobierno un esquema que los proteja de los peligros del exterior, entre los cuales, para ellos, se encuentran la migración ilegal y el tráfico de drogas (principalmente el fentanilo) motivo por el cual, el enemigo favorito se vuelve nuestro país. No debemos olvidar para ello, que para muchos norteamericanos, todo lo que esta debajo de su frontera sur es México, incluyendo centro y Sudamérica.

Por el otro lado, los demócratas parecieran estar en una pequeña crisis de la cual se avizora que puedan salir, por el bien de ellos, en el corto plazo; tras tener en el actual Presidente Biden un candidato cansado y con lapsus mentales que le llevaron a cometer errores en sus presentaciones, además de un primer debate con Trump que fue desastroso, muchas voces de los principales donantes del partido, así como de intelectuales y medios de comunicación afines, pedían su renuncia a la candidatura, situación que finalmente el pasado domingo sucedió.

Todo indica que será la actual vicepresidenta Kamala Harris, sobre quien recaerá la candidatura que hará frente a Trump; pero para ello en tres meses tendrá que generar una serie de acuerdos que pudieran en el corto y mediano plazo no ser tan benéficos para los mexicanos. Esto se debe a que, a decir de muchos analistas de la política interior norteamericana, deba pactar con estados clave en la elección, en donde la se busca que la política de protección al acero, así como a determinados productos agrícolas sea mucho más agresivo por parte del Gobierno de la Unión americana, lo cual iría en detrimento de nuestra industria y podría llegar a afectar el comercio bilateral.

A esto le debemos sumar que la escencia del Partido Demócrata se encuentra en sus alianzas con las uniones de obreros y campesinos, mismas a las que tiende a proteger durante su mandato. Si bien, por el otro lado es un partido de corte más progresista, con políticas de apoyo al aborto así como a los derechos de las minorías, como lo mostro Kamala del pasado lunes, lo cual llama la atención y nos hace sentir afines al partido; por el otro lado, su posición no siempre ha sido del todo buena para nuestro país. Tan sólo podríamos reflexionar, por qué muchos de nuestros paisanos y latinoamericanos, se sienten más identificados con los republicanos.

Así las cosas, la pequeña tempestad que se avecina en nuestro vecino del norte nos volverá afectar, como siempre lo ha sido. Si nos fueramos por la historia bilateral, en las últimas décadas nos ha ido mejor con los republicanos que con los demócratas; nos puede caer bien o mal uno u otro candidato; pero su sistema de democracia indirecta hace que nada aún este decidido y, los mexicanos esperemos ansiosos los resultados de la jornada de noviembre próximo, que terminaran afectándonos de una u otra manera. Al final, como dijera Don Porfirio Díaz: “pobre México tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.

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