El desafío del embarazo adolescente en Chiapas
Chiapas vuelve a colocarse en el centro de una problemática social y de salud pública que no podemos seguir ignorando: el embarazo en adolescentes. Los datos más recientes del INEGI revelan que durante 2024 se registraron 9 mil 176 nacimientos de mujeres entre 10 y 17 años, cifra que posiciona al estado con la tasa más alta del país, con 19.4 por cada mil mujeres de ese rango de edad.
No se trata únicamente de un número alarmante, sino de una realidad que impacta de manera directa en el presente y futuro de miles de niñas y jóvenes chiapanecas. Cada embarazo en estas edades tempranas implica la interrupción de proyectos educativos, la reducción de oportunidades laborales y, en muchos casos, la perpetuación de ciclos de pobreza y desigualdad.
Mientras el promedio nacional de nacimientos se ubica en 47.7 por cada mil mujeres en edad fértil, en Chiapas la cifra asciende a 86.7, casi el doble. Esto refleja la urgencia de implementar políticas públicas más eficaces y sostenidas, que no se limiten a campañas aisladas, sino que garanticen educación integral en sexualidad, acceso real a servicios de salud reproductiva y la generación de entornos seguros para niñas y adolescentes.
Es necesario también reconocer que el embarazo adolescente no es solo un asunto individual o familiar, sino un fenómeno estructural ligado a la falta de oportunidades, la violencia de género y la ausencia de acompañamiento institucional.
El futuro de Chiapas no puede construirse sobre la vulnerabilidad de sus jóvenes. Se requiere la acción conjunta del Estado, la sociedad civil y las familias para revertir esta tendencia que amenaza con perpetuar desigualdades históricas.
Ignorar la magnitud del problema sería condenar a las nuevas generaciones a repetir el mismo ciclo de exclusión. El momento de actuar es ahora.












