Chiapas: Cementerio de Impunidad y Silencio
Las cifras no mienten, aunque las autoridades anteriores intenten lavarse las manos. El delito de tentativa de feminicidio se ha triplicado en Chiapas, y los cuerpos de mujeres siguen apareciendo sin que la justicia llegue a tiempo. Este no es un problema nuevo ni un hecho aislado, es el saldo de una administración que dejó en el abandono la seguridad de las mujeres y permitió que la impunidad se afianzara. Ahora, la crisis está sobre la mesa, y le toca al nuevo gobierno de Eduardo Ramírez responder con hechos, no con discursos.
El hallazgo reciente de dos mujeres asesinadas es solo un recordatorio de que la violencia de género sigue desbordada. Durante años, las exigencias de justicia han sido ignoradas o atendidas con simulaciones. Las colectivas feministas han hecho su parte: denuncian, exigen, presionan. Pero sin voluntad política real, los feminicidas siguen actuando con la certeza de que nadie los perseguirá. Esta situación no se soluciona con reuniones simbólicas ni promesas vagas. Se requieren acciones concretas, protocolos efectivos y un compromiso que hasta ahora ha brillado por su ausencia.
Sin embargo, hay razones para creer que este escenario puede cambiar. A pocos meses del nuevo gobierno, ya se han dado los primeros pasos para reforzar la seguridad y atender la crisis de violencia de género. Se han anunciado nuevas estrategias y un enfoque más firme en la procuración de justicia. Pero el reto es enorme y la urgencia no admite titubeos. Si Eduardo Ramírez quiere marcar la diferencia, debe demostrar con acciones contundentes que su administración no será más de lo mismo. Chiapas lo necesita y las mujeres no pueden esperar más.