Profesionalizar la seguridad privada en Chiapas
La instalación de la octava delegación estatal del Consejo Nacional de Seguridad Privada (CNSP) en Chiapas representa un paso significativo hacia la profesionalización de un sector que, aunque indispensable, ha operado durante años con altos grados de informalidad. En un estado donde la inseguridad y la protección de bienes y personas son temas prioritarios, la existencia de empresas de seguridad reguladas, éticas y capacitadas es más que una necesidad: es una garantía de confianza y desarrollo.
El nombramiento de Rolando Hernández como delegado estatal del CNSP abre la puerta a un proceso de ordenamiento que urge implementar. Su objetivo es claro: regularizar a las compañías que operan sin licencias, muchas de ellas sin capacitación ni prestaciones, lo que no sólo genera competencia desleal sino que también vulnera los derechos laborales de sus trabajadores. La cifra actual —más de 120 empresas registradas, 60 de ellas chiapanecas— revela un sector en expansión, pero también un terreno propicio para la improvisación y el descontrol.
Profesionalizar la seguridad privada implica certificar al personal, fortalecer los estándares éticos y promover la capacitación continua, garantizando que cada elemento cumpla con los protocolos y responsabilidades que exige su labor. No se trata únicamente de cumplir requisitos burocráticos, sino de elevar la confianza ciudadana y empresarial en un rubro que resguarda la integridad de bancos, comercios, hoteles, industrias y transportes.
En este sentido, la llegada del CNSP a Chiapas no debe verse como una imposición externa, sino como una oportunidad para dignificar la labor de miles de guardias y consolidar una red de empresas que trabajen bajo principios de legalidad, transparencia y eficiencia. Si las autoridades estatales acompañan este esfuerzo con una supervisión efectiva, Chiapas podría convertirse en un modelo nacional de orden y profesionalismo en materia de seguridad privada.
La seguridad no solo se construye con fuerza pública; también se fortalece con instituciones privadas responsables, comprometidas y preparadas. El desafío ahora es que este nuevo capítulo en Chiapas se traduzca en resultados tangibles: más confianza, menos informalidad y un sector verdaderamente profesionalizado.