RAYOS Editoriales • 11.06.25

La energía no espera

México atraviesa una crisis energética silenciosa pero profunda. A los constantes cortes de luz registrados en diversas regiones del país durante las últimas semanas, se suma una creciente preocupación por la falta de inversión en infraestructura eléctrica y la inestabilidad del sistema nacional de generación y distribución.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha insistido en que la situación está bajo control. Sin embargo, los apagones que afectan tanto a comunidades rurales como a zonas residenciales e industriales, y las alertas emitidas por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), dicen lo contrario. La demanda crece, el calor se intensifica, y el sistema simplemente no da abasto.

La transición energética, tan necesaria como inaplazable, se ha convertido en un campo de batalla ideológico. Mientras el mundo avanza hacia energías limpias, México parece atrapado en una discusión estéril entre petróleo y sol, entre soberanía y modernización, entre nostalgia y futuro.

La presidenta Claudia Sheinbaum, con formación científica y una visión ambientalista reconocida, tiene ahora la responsabilidad de destrabar el modelo energético mexicano. No basta con defender a la CFE como símbolo de lo público: hay que garantizar que su servicio esté a la altura de las exigencias del siglo XXI. Eso implica abrirse a nuevas tecnologías, respetar los marcos regulatorios y apostar por energías renovables sin miedo al cambio.

Pero la solución no es sólo técnica. Es también política. Es necesario construir consensos, colaborar con la iniciativa privada —sin que eso implique renunciar al control estratégico— y, sobre todo, reconocer que el acceso a la energía no es un privilegio, sino un derecho. Un país sin energía confiable es un país que no puede educar, no puede producir, no puede crecer.

En estados como Chiapas, donde abundan los recursos hídricos y solares, el rezago energético es una paradoja inadmisible. La región, productora de energía para el resto del país, sigue sufriendo apagones y falta de cobertura. Es hora de saldar esa deuda histórica.

La energía es desarrollo, es bienestar, es futuro. Y el futuro no se puede construir a oscuras.

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