Tuxtla Gutiérrez: una ciudad entre el fuego y la inseguridad
En Tuxtla Gutiérrez, la capital que el gobernador Ángel Torres asegura conducir con rumbo firme, la realidad de las últimas semanas muestra un panorama distinto. Los incendios forestales y los delitos de alto impacto reflejan dos crisis que avanzan en paralelo: una, alimentada por el abandono ambiental; la otra, por la creciente percepción de impunidad.
Más de 45 incendios forestales en apenas dos meses encendieron las alarmas de Protección Civil. La mayoría ocurrieron en terrenos baldíos sin mantenimiento, evidencia de una ciudad donde la prevención parece llegar siempre tarde. Las autoridades municipales anuncian sanciones a propietarios irresponsables, pero lo cierto es que no basta con multas: se requiere una estrategia sostenida, coordinada y visible, una política ambiental que actúe antes de que el fuego se extienda, no después de que arrase.
Al mismo tiempo, los delitos de alto impacto aumentan. Aunque las denuncias generales bajaron, los robos violentos, los asaltos y los homicidios se duplicaron en una sola semana. Este repunte contradice el discurso oficial que presume estabilidad y resultados. La ciudadanía vive otra realidad: comercios vulnerables, calles cada vez más inseguras y colonias donde los operativos llegan tarde o simplemente no llegan.
Tuxtla se siente hoy atrapada entre dos emergencias que deberían ser atendidas con energía y planificación: la ambiental y la de seguridad. Ambas hablan de un gobierno que opera más desde la reacción que desde la prevención. Es evidente que no basta con ruedas de prensa o llamados a la conciencia ciudadana. Hace falta liderazgo, coordinación interinstitucional y una política pública que trascienda la estadística semanal.
El gobernador Ángel Torres dice gobernar una ciudad en orden, pero el fuego y la violencia cuentan otra historia. Si el gobierno estatal quiere recuperar credibilidad, debe reconocer la gravedad del momento y actuar con la contundencia que la capital chiapaneca exige.
Tuxtla no puede seguir esperando.












