RAYOS Editoriales · 25.11.25

Transporte público, un riesgo que Tuxtla ya no puede normalizar

La inseguridad vial en Tuxtla Gutiérrez dejó de ser una percepción para convertirse en un problema estructural que golpea todos los días a quienes usan el transporte público o simplemente caminan por la ciudad. Las cifras de la Cruz Roja son contundentes: 6 de cada 10 accidentes viales involucran a una unidad del transporte público, ya sea colectivo o taxi.

Se trata de un sistema que, lejos de garantizar movilidad, parece operar bajo una lógica de competencia agresiva, donde la prisa por ganar pasaje supera la obligación de proteger vidas. Las rutas con mayor incidencia —90, 91, 58, 53, 52, 87 y 137—, así como el Libramiento Norte, Libramiento Sur y el Boulevard Belisario Domínguez, se han convertido en corredores de riesgo cotidiano.

La situación empeora en horas pico: saturación vehicular, operadores presionados y falta de supervisión efectivacrean un escenario que normaliza el peligro.

Tuxtla necesita una intervención institucional urgente: regulación real, capacitación obligatoria, sanciones aplicadas sin excepciones y un rediseño del servicio que coloque a la ciudadanía, no al pasaje, como centro de la movilidad.

Porque cuando subir a un colectivo se convierte en un acto de vulnerabilidad, ya no hablamos de tránsito: hablamos de un problema de seguridad pública.

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