RAYOS Editoriales · 22.07.25

Tapachula al límite: una ciudad que resiste sola

Tapachula está al borde. Lo ha estado desde hace años, pero hoy la advertencia ya no puede ignorarse: la ciudad se acerca a un punto de quiebre, como lo ha señalado con claridad la Cámara Nacional de Comercio (CANACO). La saturación migratoria, el colapso de los servicios básicos y la presión constante de una población que supera con creces su capacidad urbana, revelan el costo real de mirar hacia otro lado.

No se trata de criminalizar la migración. Tampoco de caer en discursos fáciles o xenófobos. Lo que está ocurriendo en la frontera sur de Chiapas es un fenómeno humanitario, económico y social, que exige una respuesta mucho más seria, más estructurada y, sobre todo, más compartida. Tapachula no puede, ni debe, enfrentar sola lo que claramente es un problema de Estado.

El presidente de CANACO, Jorge Zúñiga Rodríguez, ha hecho un llamado sensato y urgente: hay que actuar ya. No basta con discursos sobre solidaridad ni con el esfuerzo aislado de instituciones sobrecargadas como la COMAR y el ACNUR, que con apenas 10 equipos biométricos intentan atender a mil personas al día. Tampoco basta con buena voluntad cuando la burocracia y la corrupción siguen bloqueando cualquier intento de solución real.

Lo que se vive en Tapachula es el reflejo de un diseño fallido: una frontera sin estructura, sin planeación de largo plazo, donde miles de personas convergen diariamente en busca de atención, oportunidades o simplemente un respiro. A la presión regional se suma la llegada de migrantes de al menos 27 nacionalidades distintas. La ciudad, diseñada para medio millón de habitantes, está operando con más de 700 mil. El resultado es predecible: agua insuficiente, drenaje colapsado, transporte saturado, recolección de basura rebasada y autoridades locales sin margen de maniobra.

La propuesta de incluir al sector privado en la solución, planteada por Zúñiga, merece ser escuchada. También urge que el gobierno federal asuma su responsabilidad y deje de ver a Tapachula como una simple estación de paso. Esta ciudad merece más que el olvido disfrazado de contención.

La migración no se va a detener. Es un fenómeno global, estructural y humano. Pero sí podemos prepararnos mejor para enfrentarla con orden, visión y responsabilidad compartida. Cada día que se posterga esa decisión, se arrincona más a una ciudad que ha sido generosa, pero que ya no puede más.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RAYOS Editoriales · 23.07.25

Inglés: un privilegio que Chiapas no se puede permitir La globalización y el dominio del idioma inglés en ámbitos académicos, laborales y tecnológicos son realidades

RAYOS Editoriales • 21.07.25

No se puede silenciar la verdad El reciente allanamiento denunciado por la fotoperiodista Luz del Alba Velasco Gordillo en Comitán de Domínguez no es solo

RAYOS Editoriales • 17.7.25

196 razones para dudar El Gobierno federal ha anunciado que se hará cargo de la distribución de medicamentos en todo el país. Para lograrlo, planea