Dos siglos de Congreso: memoria, vigencia y deudas
A doscientos años de la instalación del Primer Parlamento de Chiapas, el Congreso local aprovechó la fecha para recordar el origen de nuestra vida constitucional. Y no es un aniversario menor: en 1825, mientras el país recién se formaba entre tensiones, el naciente Poder Legislativo chiapaneco comenzaba a definir el rumbo político, social y territorial de la entidad. Esa primera Constitución, elaborada sin imprentas propias y enviada a imprimir hasta Villahermosa, simboliza más que un documento: fue la afirmación de que Chiapas quería y podía gobernarse bajo reglas propias dentro de la naciente nación mexicana.
Las diputadas y diputados de la actual Legislatura destacaron precisamente ese espíritu fundacional. Hablaron de democracia, justicia, igualdad y desarrollo social como los pilares que han guiado al estado durante dos siglos. Pero el Bicentenario no debe quedarse solo en discursos ceremoniales. Si algo enseña la historia parlamentaria es que las constituciones no son piezas de museo, sino herramientas vivas que deben responder a las necesidades de su tiempo.
El Archivo Histórico resguarda el documento original que dio forma al Chiapas moderno. Sin embargo, la pregunta obligada es qué tanto de ese espíritu permanece en la práctica institucional actual. ¿Sigue siendo el Poder Legislativo un contrapeso real? ¿Refleja en su integridad la pluralidad social y cultural del estado? ¿Legisla mirando hacia el Chiapas diverso de hoy o hacia un esquema político ya agotado?
El reto de la Legislatura no es únicamente celebrar el pasado, sino honrarlo con decisiones que atiendan las desigualdades persistentes, la violencia que aún lacera regiones enteras, la deuda con los pueblos originarios, la urgencia de políticas públicas más transparentes y la necesidad de instituciones que vuelvan a ganarse la confianza ciudadana.
El Bicentenario del Parlamento chiapaneco invita a reconocer la importancia de nuestros cimientos, pero también a asumir que un archivo histórico no puede cargar solo con el peso de un legado. El verdadero homenaje está en legislar con visión de futuro, sabiendo que dentro de otros doscientos años, alguien volverá a abrir estos libros y juzgará si la generación de hoy estuvo a la altura de la que levantó, con esfuerzo y convicción, la primera Constitución de Chiapas.












