Entre la estabilidad financiera y la identidad cultural, el rumbo legislativo de Chiapas
El reciente trabajo legislativo en el Congreso del Estado de Chiapas refleja una agenda que, al menos en el discurso y en los acuerdos alcanzados, busca atender tres dimensiones fundamentales de la vida pública: la estabilidad financiera de los municipios, la preservación de la identidad cultural y el reconocimiento de la memoria histórica e intelectual del estado.
La aprobación del dictamen de las Leyes de Ingresos Municipales para el Ejercicio Fiscal 2026 representa una decisión clave para la gobernabilidad local. Garantizar la viabilidad financiera de los 124 municipios no es un asunto menor: de ello dependen los servicios públicos básicos, la operación administrativa y la capacidad de respuesta de los ayuntamientos ante las demandas ciudadanas. En un contexto donde los municipios suelen ser el primer frente de atención a los problemas sociales, contar con un marco legal que dé certidumbre a sus finanzas es una condición indispensable para el desarrollo regional. La participación de la diputada María Mandiola Totoricagüena subrayó precisamente ese punto: fortalecer las finanzas municipales es fortalecer el federalismo y la autonomía local.
En paralelo, la declaratoria de la charrería como patrimonio cultural inmaterial del estado de Chiapas envía un mensaje relevante sobre la defensa de las tradiciones que dan identidad a la entidad. Más allá del simbolismo, este reconocimiento implica el compromiso de preservar, promover y transmitir una práctica cultural que forma parte del tejido social de numerosas comunidades. La presencia de charros y escaramuzas en el recinto legislativo recordó que la cultura no es un concepto abstracto, sino una expresión viva que merece respaldo institucional.
Finalmente, el turno a comisiones de iniciativas como la declaratoria del Año de Jaime Sabines Gutiérrez y la inscripción del Bicentenario del Congreso del Estado en el muro de honor apuntan a la importancia de la memoria colectiva. Reconocer a Sabines es reconocer la voz crítica y poética que Chiapas ha aportado al país, mientras que conmemorar los 200 años del Congreso local invita a reflexionar sobre la evolución de la vida legislativa y su papel en la construcción del estado.
El reto, como siempre, será que estos acuerdos trasciendan el papel y se traduzcan en beneficios tangibles: finanzas municipales responsables, cultura protegida más allá de la declaratoria y homenajes que no se queden solo en actos protocolarios. La ciudadanía espera que el trabajo legislativo se refleje en mejores condiciones de vida, identidad fortalecida y un futuro construido con responsabilidad institucional.
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