Una defensa responsable del campo chiapaneco
Chiapas es tierra fértil, de abundancia natural y trabajo honesto. Su gente, desde hace generaciones, ha hecho del campo y la ganadería un modo de vida y un motor de la economía regional. Sin embargo, también ha sido terreno de desafíos, de plagas, enfermedades y condiciones climáticas adversas que ponen en riesgo no solo la producción, sino la seguridad alimentaria y la estabilidad social de nuestras comunidades rurales.
En ese contexto, saludamos y respaldamos la puesta en marcha del Proyecto Emergente contra el Gusano Barrenador, encabezado por el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, en coordinación con el Gobierno de México. Se trata de una estrategia integral y oportuna que no solo atiende una emergencia zoosanitaria, sino que sienta las bases para una cultura de prevención en la sanidad animal, indispensable para proteger la economía de miles de familias chiapanecas.
Chiapas, como bien lo expresó el mandatario estatal, no puede ni debe permitir que la ganadería —actividad esencial para el consumo local y el comercio nacional e internacional— quede a merced de plagas que han sido erradicadas en otros países y regiones. Este proyecto representa una muestra clara de lo que se puede lograr cuando gobierno y productores trabajan hombro con hombro, con voluntad política y vocación de servicio.
Más allá de las cifras y los protocolos técnicos, este esfuerzo refleja algo que debe destacarse: el valor del campo chiapaneco como patrimonio social y económico. Por ello, resulta acertada la decisión de acompañar esta estrategia con capacitación, vigilancia fronteriza, medicamentos gratuitos y asesoría técnica, así como con la gestión de acuerdos binacionales para el control de plagas.
Resulta también digno de reconocimiento el respaldo del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional en la vigilancia de nuestras fronteras, demostrando que la seguridad sanitaria no es un asunto menor ni exclusivo de los sectores productivos, sino un tema de seguridad nacional.
Este proyecto no solo combate un problema técnico; combate el abandono, la indiferencia y la improvisación que tantas veces ha padecido el campo. Por eso, es imprescindible que las y los ganaderos asuman, como lo solicitó el gobernador, la responsabilidad de reportar brotes, hacer buen uso de los insumos y convertirse en aliados activos en la defensa de sus hatos.
Desde El Sol de Chiapas reconocemos la labor de autoridades, técnicos, soldados y ganaderos que participan en este frente común. Lo decimos convencidos: el futuro de Chiapas se construye desde el campo, y cualquier acción que lo proteja y fortalezca merece no solo respaldo institucional, sino el aplauso social.
Porque cuidar el ganado es cuidar los alimentos, la economía, la identidad rural y, sobre todo, el bienestar de quienes viven y trabajan por Chiapas.
