Precariedad laboral femenina: una deuda pendiente
En Chiapas, la realidad de miles de mujeres trabajadoras sigue marcada por la precariedad laboral. El reciente informe publicado en este medio revela un panorama preocupante: la desigualdad salarial y las condiciones desfavorables que enfrentan las chiapanecas no solo persisten, sino que se agudizan en sectores clave de la economía.
No se trata únicamente de un problema de ingresos. La precariedad laboral femenina refleja la falta de oportunidades reales para acceder a empleos dignos, seguros y con prestaciones. Detrás de las estadísticas hay rostros concretos: madres que sostienen a sus familias con sueldos insuficientes, jóvenes profesionistas obligadas a aceptar empleos mal remunerados y trabajadoras que enfrentan dobles o triples jornadas invisibles en el hogar.
La desigualdad salarial entre hombres y mujeres, señalada en el reporte, no puede normalizarse como si fuera parte del “costo” de vivir en un estado con altos índices de pobreza. El rezago social se perpetúa mientras no se implementen políticas efectivas de igualdad de género en el ámbito laboral.
La tarea no es exclusiva del gobierno: las empresas, las cámaras y la sociedad civil deben comprometerse a cerrar estas brechas. La productividad de Chiapas no puede sostenerse sobre la base de empleos precarios para la mitad de su población.
Hablar de desarrollo sin atender la precariedad laboral femenina es una contradicción. Urge transformar la indignación en acción: garantizar que las mujeres chiapanecas accedan a un trabajo digno, seguro y bien remunerado no es un favor, es un derecho.