Seguridad que se siente en las calles
Las celebraciones decembrinas en Chiapas llegan este año con un matiz distinto: en muchas comunidades, las posadas, ferias y encuentros públicos han vuelto a llenar las plazas después de un largo periodo en que la inseguridad y la incertidumbre limitaron la convivencia social. La recuperación de estos espacios no es un hecho menor; habla de un ánimo colectivo que empieza a recomponerse.
Bajo la conducción del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar y la coordinación del secretario de Seguridad del Pueblo, Óscar Alberto Aparicio Avendaño, la estrategia operativa se ha intensificado en las últimas semanas. La presencia de fuerzas estatales —incluidas la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal, la Guardia Estatal Preventiva, la Guardia Estatal Vial Preventiva y la Unidad Canina K-9—, junto con el apoyo de la Sedena, Marina, Guardia Nacional y autoridades municipales, ha contribuido a generar un entorno más controlado y vigilado.
Los patrullajes, filtros de revisión y recorridos pie-tierra no solo inhiben la comisión de delitos, sino que envían a la ciudadanía un mensaje de acompañamiento institucional. La percepción de seguridad comienza precisamente ahí: cuando las familias sienten que pueden volver a compartir el espacio público sin temor.
No obstante, todo avance en materia de seguridad debe asumirse con responsabilidad. Los operativos son una condición necesaria para garantizar la tranquilidad, pero no sustituyen la necesidad de políticas de prevención, fortalecimiento comunitario y reconstrucción del tejido social. La seguridad duradera requiere continuidad, evaluación constante y coordinación real entre los tres niveles de gobierno.
Hoy, que las calles de Chiapas vuelven a iluminarse con actos comunitarios y tradiciones que habían estado en pausa, vale reconocer el esfuerzo operativo, pero también recordar que la meta mayor es construir un estado donde estos despliegues extraordinarios sean cada vez menos necesarios. La paz no se declara: se construye todos los días, con presencia, con instituciones fuertes y con comunidades que recuperan poco a poco la confianza en su entorno.
