Chiapas: el éxodo que nadie quiso ver
Chiapas carga con una tragedia que las autoridades han preferido ignorar. Entre 2016 y 2024, casi 50 mil personas fueron desplazadas de sus comunidades, un éxodo silencioso que convirtió al estado en el más golpeado por este fenómeno en todo el país.
Los datos de ACNUR son alarmantes: solo en 2024 ocurrieron 24 eventos de desplazamiento masivo, que expulsaron a 17 mil 865 chiapanecos de sus hogares. El crimen organizado fue responsable del 79 % de los casos, afectando principalmente a comunidades indígenas de Los Altos, la Frontera Comalapa y la Sierra.
Municipios como Tila, Pantelhó, Chenalhó, Chicomuselo y Frontera Comalapa quedaron marcados por la violencia: enfrentamientos armados, ataques con drones, saqueos y amenazas que dejaron pueblos enteros vacíos.
Lo más doloroso es que durante el sexenio del exgobernador Rutilio Escandón, esta crisis no solo se ignoró: hubo una omisión deliberada para reconocer el problema y atenderlo. Mientras miles de familias huían, el gobierno estatal prefirió minimizar los hechos, ocultar cifras y relegar a los desplazados al abandono.
El desplazamiento forzado no es una estadística más: son niñas, niños, mujeres y hombres despojados de su vida, obligados a empezar de cero sin respaldo institucional.
La historia juzgará con dureza esa omisión. Porque en Chiapas, la violencia no solo expulsó a miles, también desnudó el vacío de un Estado incapaz —o indiferente— ante el sufrimiento de su gente.