Por Javier Domínguez
21 de octubre del 2025. Tuxtla Gutiérrez.-
La frase “para que no ensucie la indiada” se ha convertido, según denuncias, en la política no escrita del Hospital Básico Comunitario del IMSS en Salto de Agua, donde pobladores indígenas ch’oles acusan ser víctimas de maltrato, humillaciones y discriminación sistemática por parte de la directiva del nosocomio.
De acuerdo con los testimonios, las puertas del hospital permanecen casi siempre cerradas, impidiendo el ingreso de los pacientes a la sala de espera. Los derechohabientes —en su mayoría trabajadores de ranchos y fincas de la región— aseguran que deben esperar bajo la lluvia o a la intemperie, sin importar la gravedad de su estado.
“Uno llega con su niño grave, con tosferina y mucha fiebre, y te dejan afuera como animal. Proteges a tu hijo con tu cuerpo o con una bolsa de plástico”, relató una mujer afectada.
Los denunciantes señalan directamente a la doctora Susana Ivette Morales Magdaleno, directora del hospital, de delegar la decisión de acceso al camillero Jesús Méndez Martínez, a quien describen como violento y verbalmente agresivo.
“Él es el que decide quién sí y quién no pasa. Nos insulta y nos grita. Así nos ‘atienden’ en el hospital que nosotros mismos pagamos con nuestro trabajo”, expresó un habitante.
La situación ha generado alarma entre las comunidades ante el brote de tosferina que afecta principalmente a niñas y niños de la zona. La falta de atención oportuna, sumada a las barreras de acceso, incrementa el riesgo sanitario para la población indígena, que enfrenta además condiciones de pobreza y servicios médicos precarios.
Los pobladores exigen la intervención inmediata del director general del IMSS, Zoé Robledo, para investigar los hechos y poner fin a las prácticas discriminatorias en el hospital.