Tubo De ensayo, por René Delios ·
Muy aparte en lo que termine el Plan “B” del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a la ley electoral y su legislatura secundaria, buscando reducir los costos de los procesos electorales, a la banda también le agrada la idea de que se desaparezcan las plurinomianles; la mayoría de la gente le apoya -incluso un importante promedio que no simpatiza con AMLO-, pues de siempre las prerrogativas como las curules han generado corrupción política y tráfico de influencias en los partidos políticos, y ha sido problema constante de comprobaciones como de sanciones por inclumplimiento.
Porque realmente esa es una petición popular que incluso en otro tiempo hasta la planteó el PRI, para desaparecer cien posiciones plurinomanles en las cámara de diputados, y 18 en la de senadores, porque el otro planteamiento, el de sí se cambia el número de integrantes de consejeros del INE o de magistrados en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, esa sí es ya cosa de políticos, y no del pueblo, que ni por enterado nunca cómo se eligen o designan, esas importantes posiciones.
¿O sí?
¡Desde luego que no!
Y es por eso que toda esta polémica y la enésima campaña de desprestigio contra el presidente no cuadra, no cuaja en la base social pues, se siente en el pueblo -hagan encuesta-, que a los políticos solo les interesa el varo del INE y las posiciones políticas, y esa duda entre la base es desde sexenios ha.
¿O no?
El punto es que si se aprueba ese plan “B” de AMLO, la oposición, cómo ha sido su norma en el sexenio, va impugnar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación -que de hecho, eso ya lo calcularon-, porque insisten que la propuesta es un retroceso a los 70´s del siglo pasado, y atenta en contra de las instituciones democráticas, pues busca poder reinstaurar la vigencia de partido único.
Así como lo hizo el PRI por sexenios, que fue el ambiente en el que se formó AMLO, cuando militó en el tricolor.
De entrada no se puede gastar tanto dinero en unas elecciones constitucionales, pues las contaminan, y de eso tenemos ejemplos abundantes en México; el financiamiento clandestino ya ha sido denunciado -y blindado- pues atrae incluso a la narco política, y al final tenemos que atenta en contra del objetivo del proceso, como lo es generar el voto, pues hasta eso, la imposición de criterios o políticas o candidatos, genera abstencionismo.
Ya se ha escrito y hablado mucho sobre el particular.
Ahora, las curules plurinominales -que la oposición protegió con todo- no son realmente una representación popular; derivan del conteo general circunscripcional; éstas son utilizadas a modo por las dirigencias partidistas desde hace mucho tiempo -incluso por Morena- para colocar a sus afines o recomendados, a través del tráfico de influencias, por lo que en los hechos -esos plurinominales- no son electos y ni representan al pueblo -sino al partido-, y se da la antidemocracia de origen: la imposición de candidatos.
La idea de las plurinominales fue de Jesús Reyes Heroles, secretario de gobernación de López Portillo, para darle voz a la oposición en México -ellos eran parte de una generación ya letrada, preámbulo de la tecnócrata-, ante el carro completo que por sexenios usufructuó el PRI, pero sobre todo ante la falta de credibilidad en el mundo, de la democracia mexicana, algo ganado a pulso por un partido que operaba como si fuera de Estado, pues el presidente de México era su dirigente de facto, y la vía para designar a su sucesor -el mayor poder de un mandatario, de ahí eso de dictadura perfecta-, justificando la imposición -o “el dedazo”-, a través del mero trámite de la elección presidencial.
Y así, en pirámide: el PRI ganaba todas, y hacía falta equilibrio, pero a la vez discurso, y las plurinominales también fueron propuestas para que los ideólogos de los partidos de oposición, llegaran a las cámaras e iniciaran un cambio en los planteamientos en las máximas tribunas de la nación, que sí se dieron, pero no se contaba con el otro factor: la censura en los medios de comunicación.
Pero esa es otra historia.
La de las curules plurinominales siguió, y le hizo bien a la política del país, pues se dio la pluralidad, pues partidos sin presencia lograron posiciones en las cámaras, y ante eso se gestó otro de los vicios existentes: los partidos bisagra, que dan la idea de una tendencia política pero en realidad acompañan la tendencia del gobierno, como lo hacen ahora el PVEM y el PT, con Morena; de esos ha habido mínimo una decena de partidos desde que se crearon las plurinominales.
Hoy como sucedía con el PRI, la sobre representación puede volver a pasar con Morena, y de ahí la negativa en desaparecer las “pluris”, pues de a cómo se ve, la oposición no tendría presencia. Porque a cómo están ahora conformadas las cámaras, sin plurinominales, Morena sería mayoría absoluta.
Pero repito: todo eso es cosa de los políticos, a nuestra gente que vota ahora por Morena -de nada sirve que insistan en que baja la preferencia de AMLO, si no se refleja en la elección de 2023 en Coahuila y Edomex-, e incluso en su contra, lo que tienen en claro desde hace sexenios es que se gasta mucho dinero en partidos repartidos -o sea, en políticos corruptos- , y en elecciones para elegir a los que no nos representan -sean del partido que sean-, pues son como borregos de alto nivel que se van a la cargada que le indiquen desde la coordinación de la bancada a la que pertenezcan, y más si es la del partido en el poder.
Pasó con el PRI por sexenios, con el PAN durante dos gobiernos, y lo vemos ahora con Morena.