Tubo de Ensayo, por René Delios ·
Desde luego que es más que saludable que se cuestione de siempre a todo gobierno, que se le exija cumpla con la ley y los preceptos constitucionales, y que haga vigentes los objetivos de las instituciones de la República, de las entidades, de los municipios.
Tampoco está mal que se creen grupos políticos, nuevos partidos incluso –aun sean parasitarios- pues de eso se trata en ésta política a la mexicana, de alcanzar o mantenerse en el poder, pero como que ya se debe dar el salto evolutivo o generacional en esa política cupular para volverse más social, más sensible a las masas, más populachera si se quiere llamar así, pues se supone –salvo nuevos preceptos y conceptos- que los planteamientos político sociales de los partidos emanan de sus propias bases, y no como ahora que observamos esos esquemas de dominio por el dominio, sin promover una serie de políticas encaminadas a poner el nombre de México entre las naciones con buenos estándares de bienestar social, porque esa es la otra aparte del desprestigio de la corrupción: somos una vergüenza de pobreza en medio de la riqueza ¡Caramba!
Ahí tenemos que está clara la necesidad de invertir en energías limpias, cierto, ¿Pero, qué empresas lo harán en México sin tecnología de punta para sistema solar o la eólica? Porque no la tenemos ¿O le dejamos el plato grande al extranjero como quieren los «expertos»?
También lo es que hay infraestructura que consume combustible fósil para generar electricidad, que ahí está, a medio utilizar porque nunca las modernizaron, esa es otra verdad que ni negar, como tampoco el hecho de que hoy se plantea explotar el litio, sin la mínima estructura por parte de la industria local, que se tendría que traer, en medio de la idea nacionalista de que el gobierno puede administrar, cuando ya está demostrado que nada más no rinde igual que la empresa particular.
¿Porqué?
Pues ahí están Pemex, la misma CFE que se han quedado rezagadas por decisiones gubernamentales.
Porque mirado a ojo de pájaro todos los que hasta ahora han gobernado –siglas y nombres, dan igual- y se han servido con todo sin levantar al país, y pasaron los sexenios sin que se diera el tan llamado anuncio de entrar en la senda del progreso, aunque sea lento, pero sostenido, pero ni eso.
Es la fecha en que a más de un siglo de promulgada la constitución mexicana, nada más no se han cumplido con sus conceptos elementales, empezando con la vida digna.
Y si le subimos el discurso no se la acaban en torno a la seguridad social y pública –y ya incluimos en eso a la presente administración que ya entró a su quinto año-, que ya tienen a riesgo la tranquilidad en microrregiones del país, llámese Acapulco-Chilpancingo, Edomex-CdMx, Tampico-Coatzacoalcos y células independientes y molestosas para los carteles que operan en Quintana Roo, Tabasco, Oaxaca y Coahuila, que ya empiezan a causar serios problemas de violencia al estado de derecho en estas entidades.
Regresando al bodrio, la cuestión es que los hasta ahora exponentes en cada partido político, recurren a la retórica, son especialistas en el tema de que se trate, y los errores costarán políticamente en su momento, porque el electorado se da cuenta.
Así que no creo en los que hasta ahora se mencionan y manejan como panaceas, solucionen en lo futuro lo que nos duele, lo que padecemos; la prospectiva promedio no les alcanza, porque no es el tema de la energía el fundamental, y si el rezago social existente, lamentable, que hay en México.
Pero sigamos con la polémica, que es la que llena a los consumidores de información, a los confrontados, mientras los de abajo, no reciben más que paliativos parasitarios, sin opciones reales de crecer, esa es la verdad.