Nuevamente, la Mactu en rojo

Observatorio Solar, por Gonzalo Núñez de León

Una vez más, la Escuela Normal Rural Mactumactzá vuelve a ser noticia en la capital del estado —y en buena parte del país— por razones poco afortunadas. Esta vez, el hecho ocurrió el pasado 15 de mayo, en el marco del Día del Maestro, cuando estudiantes de dicha institución salieron, como ya es costumbre, a manifestarse exigiendo una serie de demandas dictadas por sus líderes, con la aparente intención de generar presión y desestabilización social.

Sin embargo, en esta ocasión el gobierno estatal, encabezado por el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, actuó con firmeza y no permitió que la manifestación escalara. En ejercicio de sus atribuciones como titular del Ejecutivo, solicitó la presencia de elementos de la Secretaría de Seguridad del Pueblo en la Plaza Central de Tuxtla Gutiérrez, con la finalidad de disuadir a los normalistas de bloquear vialidades y generar caos en el primer cuadro de la ciudad.

La presencia policiaca pareció provocar una reacción intempestiva por parte de los manifestantes, quienes huyeron del lugar. En medio de esa fuga, uno de los estudiantes cayó de la góndola de una camioneta en movimiento, perdiendo la vida casi de manera instantánea.

La reacción de los demás estudiantes no se hizo esperar: culparon inmediatamente a la autoridad del trágico desenlace. Sin embargo, el hecho de que el joven fallecido viajara en un vehículo sin condiciones mínimas de seguridad, y bajo la conducción temeraria de un compañero, apunta a una responsabilidad interna que muchos prefieren ignorar.

Llama la atención que, pese a las órdenes que estos jóvenes reciben de sus líderes, los propios padres del estudiante fallecido hayan exigido públicamente que se deje de enviar a los alumnos a estas protestas violentas que, más que reivindicaciones legítimas, terminan en luto o cárcel para los estudiantes, usados como carne de cañón por dirigentes que rara vez dan la cara.

Vale la pena recordar también otro trágico episodio protagonizado por esta escuela, cuando un estudiante de nuevo ingreso murió durante una novatada inhumana, en la que fue obligado a revolcarse en estiércol. En esa ocasión, como siempre, los líderes negaron su participación y señalaron a los propios compañeros como responsables del “rito” de iniciación.

Cerrar la Mactumactzá o simplemente reubicarla sería un cambio superficial. Las escuelas normales rurales cumplieron su función histórica en los años cincuenta, cuando ayudaron a alfabetizar a una población mayoritariamente analfabeta. Hoy, muchas de ellas, incluyendo la Mactumactzá, ya no cumplen ese propósito. Urge repensar su función y cerrar de una vez por todas estos focos rojos de conflicto que más que formar, deforman.

Y para fomentar el optimismo…

A las dos de la mañana suena el teléfono en el dormitorio de una profesora que descansa plácidamente. Con esfuerzo, responde medio dormida:

—¿Aló?

Al otro lado de la línea, su alumno Benito:

—¿Profesora? ¿La desperté? ¿Estaba dormida?

—Sí, Benito. ¿Qué necesitas?

El niño, molesto, le contesta:

—¡Nada, profesora! ¡Solo quería decirle que, a diferencia de usted, yo estoy despierto… haciendo la tarea que usted me puso para esta mañana! ¡¡Vieja infeliz!!

Enviado desde mi iPhone

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RAYOS Editoriales 21.05.25

A plena luz del día En México, ya no hay zonas ni horarios seguros para morir. Lo que antes ocurría en los callejones oscuros y

RAYOS Editoriales 20.05.25

Chiapas: señales de movimiento y oportunidad Chiapas, un estado históricamente marcado por contrastes, comienza a mostrar en este 2025 signos de actividad económica que merecen