Tubo de Ensayo, por René Delios ·
No se puede acusar de todos los males acumulados en Chiapas -por ejemplo- a la presente administración, sin que se de una evaluación y hasta investigación de los gobiernos habidos en el presente siglo, tanto en lo político como en lo social, obvio lo administrativo -y en el caso de México igual-, porque de acuerdo a los datos de desarrollo, pese a lo invertido en 18 años, como que no fue significativo el avance.
¿Porqué?
¿Qué lo impidió? ¿La corrupción? Y si fue así ¿Dónde están los causales?
Porque analizando circunstancias de cada periodo, auditando recursos de cada sexenio -¿Cuánto se ha invertido en Chiapas, en lo que va del siglo? NI idea-, las cosas se esclarecen, se precisan, se ubican orígenes, nombres, procedimientos -buenos y malos- de los gobiernos.
En este país cada gobierno llega con la panacea para el desarrollo y desliza todo lo del anterior: mientras deja correr rumores, se dice, se acusa y señala al pasado inmediato de corrupción, pero realmente no hay ningún expresidente en la cárcel, pese a toda la parafernalia de la consulta para conocer la opinión del pueblo sobre un posible juicio, y es la fecha en que todos los expresidentes la gozan sin problemas.
Hasta desafían al tabasqueño.
México, en verdad no es un asunto de siglas, sino de cultura, cuya corrupción, éste y el presidente que siga, va a poder cambiar como muchos creen; al país no le ha llegado la generación adecuada para el viraje de timón, porque definitivamente la presente no es la indicada, con una clase política que es la misma que la anterior, sin ética y bonhomía.
Ahí van a ver el cómo, una nueva generación de chapulines, eclosiona en 2024.
Se van a cambiar de camiseta, convencidos de que estaban equivocados, y que siempre sí, Morena es la opción: el político mexicano es hipócrita; los es con su pueblo, no lo va a ser con su partido.
No son cínicos, son una horda.
La opinión pública, a la que le gusta expresarse, evoluciona en las redes sociales, consciente de que son esas las vías de comunicación y no las tradicionales, aunque por el momento se den excesos, abusos a la libertad de expresión que vale la pena soportar en aras de la verdad.
Como en todo nuevo baile eso se irá perfeccionado y las manías de insultar y descalificar arbitrariamente las cosas de la cotidianidad del país, se matizarán, salvo sus excepciones -repito- en los casos extremos en que aparecen -sea el gobierno y sus defensores radicales, o sus adversarios reaccionarios a la 4T- como los portadores de la verdad, intolerantes al de enfrente, con el que no dialogan, pues se gritan al unísono, desde que inició el sexenio.
Cada cual habla de su México que no existe mientras el auténtico, sigue igual, por lo mal que hicieron, por lo mal que hacen y, ningun lado, acepta su pésima parte.