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Cd. de México (19 marzo 2023).- Los países de América Latina y el Caribe deberán mantener o endurecer su política monetaria para asegurar que la inflación vuelva a sus objetivos para el próximo año, consideró el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La tasa media de inflación anual en la región fue de 9.6 por ciento en julio de 2022, la más alta desde la crisis financiera global de 2008, añade el informe «Preparar el terreno macroeconómico para un crecimiento renovado».
En la mayoría de los países, la inflación ha caído después de ese pico, pero sigue siendo alta en toda la región, añade el documento.
La independencia de los bancos centrales es crucial y una prioridad para controlar la inflación, señala el BID en el informe dado a conocer ayer en un comunicado.
La necesidad de reducir la inflación contribuirá a la desaceleración económica esperada en 2023, indica.
Para reducir el impacto en los más vulnerables, los países deben priorizar políticas fiscales que lleguen a los sectores más pobres. Esto incluye la implementación de subsidios específicos, estimular la inversión en infraestructura y mejorar el funcionamiento de los mercados laborales mediante una reducción de los incentivos a la informalidad.
La publicación del BID recomienda políticas fiscales para aumentar la eficiencia del gasto y la recaudación impositiva, mejorar las instituciones fiscales y administrar la deuda de manera adecuada.
El informe plantea un escenario base que prevé que la región crezca 1 por ciento este año tras el avance de 3.9 por ciento de 2022.
Proyecta que en 2024 se crecerá 1.9 por ciento si EU evita una recesión en 2023 y haya una tendencia a la baja en la inflación.
Los escenarios que prevé el informe sugieren que la deuda soberana podría crecer a un ritmo acelerado, lo cual indica que existe una necesidad de políticas para ajustar las cuentas fiscales.
En promedio, la deuda pública de la región cayó a 64 por ciento del PIB en 2022 tras aumentar en la pandemia.
Estudios del BID recomiendan a los gobiernos de la región reducir la deuda pública a un rango de entre 46 y 55 por ciento del PIB.
El informe también sugiere que los países aprovechen el financiamiento a largo plazo de los organismos multilaterales de desarrollo para mejorar la estructura de la deuda.