La elección del Poder Judicial: un paso hacia una justicia más humanista

Hablando de derechos, por Guillermo Asseburg A.

Amigas y amigos lectores. Como ustedes saben, el pasado 30 de marzo arrancaron las campañas de quienes aspiramos a ocupar un sitio en la nueva conformación de la estructura de juzgadores del Poder Judicial de nuestro país.

En lo personal, la decisión de participar en este proceso se basa en mi profunda convicción de que es posible mejorar la forma en la que se imparte justicia y para ello, debemos estar ahí quienes hemos entregado esfuerzo, experiencia y vocación a la evolución de la actividad juzgadora.

En el horizonte político de México, la elección del Poder Judicial se presenta como una oportunidad histórica para redefinir el rumbo de la justicia en el país. Más allá de ser un proceso electoral, esta elección es un llamado a la ciudadanía para construir un sistema judicial que no solo sea imparcial y apegado a la ley, sino también profundamente humanista y comprometido con la defensa de los derechos de todos, especialmente de los grupos más vulnerables.

La justicia humanista no es un concepto abstracto; es una necesidad tangible en un país donde las desigualdades sociales y económicas han perpetuado la exclusión de millones de personas. Participar en esta elección es un acto de responsabilidad colectiva que puede garantizar que el Poder Judicial esté compuesto por personas con una visión social, capaces de interpretar y aplicar la ley con empatía y sensibilidad hacia las realidades de quienes más lo necesitan.

El Estado de Derecho, pilar fundamental de cualquier democracia, solo puede fortalecerse si quienes lo representan entienden que la justicia no es un privilegio, sino un derecho universal. En este sentido, un Poder Judicial renovado y comprometido con esta visión y, sobre todo, avalado por el apoyo popular, debería ser el motor de cambios estructurales que beneficien a toda la sociedad.

Desde la protección de los derechos humanos hasta la lucha contra la corrupción, la elección de jueces y magistrados con una visión inclusiva es clave para garantizar que la justicia sea verdaderamente equitativa.

Además, esta elección es una oportunidad para que la ciudadanía exija transparencia y rendición de cuentas en el proceso. La participación activa no solo legitima el sistema democrático, sino que también envía un mensaje claro: los mexicanos quieren un Poder Judicial que refleje los valores de equidad, respeto y solidaridad, y por ello, ahora elegirán a sus juzgadores.

En conclusión, la próxima elección del Poder Judicial no es solo un evento político; es un momento decisivo para construir un México más justo y humano. Participar es más que un derecho; es un deber cívico que puede marcar la diferencia en la vida de millones de personas. La justicia, cuando es verdaderamente humanista, no solo resuelve conflictos, sino que transforma sociedades. Este es el México que podemos y debemos construir juntos.

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