Javier Domínguez
13 de abril de 2025 | Tuxtla Gutiérrez
Aunque las migraciones afectan a comunidades enteras, los niños y adolescentes suelen ser los más vulnerables: pierden su arraigo, su identidad y, muchas veces, ven interrumpida su educación de manera abrupta. En México, garantizar el acceso a la educación para menores en situación de movilidad sigue siendo un reto urgente.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), miles de niñas, niños y adolescentes migrantes enfrentan obstáculos significativos para integrarse al sistema educativo, lo que limita sus oportunidades de desarrollo y bienestar.
En respuesta, diversas organizaciones religiosas, en colaboración con la Asociación de Voluntarios para el Servicio Internacional México A.C. (AVSI), han lanzado un proyecto que beneficiará a más de 2 mil menores alojados en albergues de Chiapas y Sonora.
La iniciativa contempla la entrega de computadoras portátiles, paquetes educativos, camisetas, gorras y mochilas, además de la realización de talleres enfocados en el desarrollo emocional, social, cognitivo y físico de los niños.
Uno de los ejes centrales del programa es la capacitación de 50 educadores en estrategias de educación afectiva y en un modelo de inclusión digna, con el propósito de fortalecer la convivencia comunitaria dentro de los albergues y fomentar un entorno de aprendizaje seguro y significativo.
El objetivo es que, en un plazo de 12 meses, al menos el 80% de los menores alcancen habilidades acordes a su edad y mejoren su desempeño académico. Más allá del acceso a herramientas tecnológicas, el proyecto busca generar vínculos afectivos duraderos y consolidar el tejido comunitario como base para el desarrollo integral infantil.