A ocho días del desastre, los habitantes acusan falta de apoyo y olvido gubernamental
Veracruz, 17 de octubre de 2025
En Poza Rica, el olor a lodo, humedad y muerte se adelantó al Día de Muertos.
El ambiente es sofocante, el aire huele a podredumbre y el silencio solo se rompe por los reclamos de los vecinos que, entre el sarcasmo y la desesperación, dicen reconstruirse “sin gobierno, ni partidos”.
Han pasado ocho días desde que el río Cazones se desbordó, dejando barrios enteros bajo el agua y cientos de familias sin techo.
Pero ni el gobierno de Veracruz ni las autoridades federales han llegado con ayuda. En las colonias más golpeadas, como Independencia, los únicos auxilios provienen de vecinos, amigos y voluntarios que llegan con víveres, ropa o cobijas.
Doña Marina, vecina de esa colonia, lo resume con una ironía amarga:
—“¿El gobierno? No sabemos qué es eso”, responde, mientras seca con un trapo los restos de lodo que cubren su casa.
La gobernadora Rocío Nahle aseguró que el desbordamiento fue “ligero”, pero los habitantes contradicen esa versión. Las calles siguen cubiertas de escombros y los hogares están vacíos.
“Nos quedamos con lo que traíamos puesto —cuenta Marina—. Gracias a Dios no hubo muertos, pero lo perdimos todo”.
Yoselín, Mario, don César y Martha Leticia Ramírez Morales comparten la misma frustración: “aquí nadie ha venido del gobierno”.
Mientras tanto, el sol vuelve a pegar con fuerza y los habitantes de Poza Rica siguen intentando, por cuenta propia, reconstruir su vida entre el lodo, la rabia y el olvido.
