Benito Jiménez.
Tuxtla Gutiérrez, México.-Como ha ocurrido con productores de limones y aguacate en Michoacán, ahora agricultores de Chiapas resienten la extorsión y el plagio de células del crimen organizado.
Una célula delictiva secuestró a ocho productores de plátano en el Municipio de Pichucalco, Chiapas, y les exigió el pago de 2 millones de pesos para obtener su libertad, informó la Fiscalía General del Estado (FGE).
Las víctimas fueron privadas de la libertad el pasado viernes cuando laboraban en la cosecha de plátano.
«Integrantes de un grupo armado los sometieron, amarraron y a bordo de una camioneta propiedad de una de las víctimas los trasladaron a una casa de seguridad en donde exigieron la cantidad de 2 millones de pesos a cambio de la libertad de las víctimas. A pesar del pago por la cantidad de 1.5 millones no liberaron a las víctimas», informó la FGE.
Los familiares de las personas plagiadas denunciaron el hecho y elementos de la Guardia Nacional y Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) localizaron la casa de seguridad donde las ocho personas pedían auxilio.
Los militares y guardias federales liberaron a los retenidos y detuvieron en el sitio a cinco sujetos a quienes pusieron a disposición de la Fiscalía de Distrito Norte.
En Chiapas existe una disputa entre cabecillas y células del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa (CDS), principalmente, en la frontera sur y en los límites Tabasco, en los municipios de Reforma, Pichucalco y Juárez.
La entidad es un lugar estratégico para el crimen por su conexión con la frontera sur, Pacífico y el sureste mexicano.
Romain Le Cour, experto senior en Iniciativa Global contra el Crimen Organizado (GI-TOC, por sus siglas en inglés) advirtió que la llegada de cárteles de la droga a Chiapas, convirtió a esa entidad en un barril de pólvora.
«La presencia de cárteles es como echarle de echarle gasolina al fuego, porque Chiapas arrastra una complejidad, una historia de violencia, de desigualdades, una marginación social, de represión pública, de levantamientos, de lucha por las autonomías y los conflictos sociales», dijo el especialista en seguridad.
«Esto para mí es el contexto social-económico-político sobre el cual ahora, en los últimos tres o cuatro años, llega la cuestión del narcotráfico, la cuestión del control de rutas de droga, de rutas de migrantes, los cárteles vienen a ser la chispa sobre una situación de por si en conflicto».
Esa degradación social, alertó, además está acompañada por un abandono por parte de autoridades.
«Me parece muy impactante que Chiapas, exista incluso una colusión del crimen con autoridades públicas, de intereses privados, en la extracción de recursos naturales, hay una mina ahí que fue cerrada pero sigue siendo explotada de forma ilícita tanto por la compañía, con la complicidad de grupos criminales y paramilitares, ese mundo gris en Chiapas está muy fuerte», añadió Romain Le Cour.