Ciudad de México, 14 SEP.-Después de años rechazando el endeudamiento público, para dar cerrojazo a su sexenio y en año electoral, como no lo hizo ni siquiera durante la pandemia, ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador busca que le autoricen contratación de deuda por cerca de 2 billones de pesos.
La mañana de este jueves, en su conferencia de prensa, el presidente pretendió minimizar el gran endeudamiento que implica la propuesta de Presupuesto de Egreso de la Federación para el año próximo.
Al respecto, el tabasqueño dijo que ese proyecto no implica endeudamiento para la Federación debido a que anualmente se considera un porcentaje de contratación de deuda a partir de la recaudación y de los proyectos de infraestructura, por lo que ahora se encuentra en los parámetros establecidos.
Agregó que si el Congreso la autoriza, la deuda será destinada a obras, “porque antes ni siquiera se cumplía con el propósito de que la deuda pública sólo puede contraerse para una obra determinada y eso se perdió con el tiempo; se solicitaba la deuda y no se sabía en qué se invertía el recurso. Ahora ya no es de esa manera”, comentó.
Aunque es claro que se trataría de endeudar al país, lo que ha querido negar en repetidas ocasiones durante su gobierno, López Obrador dijo que “nosotros no nos salimos de lo que autoriza el Congreso, que es el caso de la Cámara de Diputados la encargada de aprobar el presupuesto. Pero no sólo es la cuestión legal sino que no podemos endeudar al país”.
Después el presidente se solazó al afirmar que la deuda que estima la Secretaría de Hacienda hacia el final de su gobierno es de sólo 5.3 por ciento más que al inicio de él en relación con el PIB, mientras que en los casos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fue de 7.4 y 8 por ciento, respectivamente.
Añadió que durante los gobiernos del panista y el priista la deuda aumentó en 88 y 79 por ciento, respectivamente, mientras que en el suyo terminará en 59 por ciento, además de que al inicio de su gobierno la deuda pasó de 46.5 por ciento del PIB al 52 por ciento durante la pandemia, pero que se ha logrado reducir a alrededor del 47 por ciento.
La declaración del presidente lo desmienten de sus anteriores dichos en el sentido de que no endeudaría al país, lo que ahora acepta abiertamente que ha hecho.
En el proyecto del gobierno para el año próximo, lo que el gobierno de López Obrador plantea como gasto será de unos 9 billones de pesos, mientras que los ingresos serán de unos 7.3 billones, con un endeudamiento solicitado por unos 2 billones, que andará por el 5 por ciento del PIB, que es la cifra más alta de, al menos, los últimos 30 años en el país. Por supuesto, eso no lo mencionó López Obrador.
Lo que sí presumió el presidente es que México es de los países con menos déficit del mundo al no solicitar adicional durante la pandemia. Al respecto debe recordarse que en junio de 2020, con la pandemia encima, en varias ocasiones López Obrador se había negado a contraer deuda y había dicho que esa estrategia para enfrentar la emergencia “ni la sueñen”. A la sugerencia de Alfonso Ramírez Cuéllar, entonces dirigente nacional de Morena, sobre buscar nuevas vías de financiamiento más allá de la austeridad, dijo que “estaban muy mal acostumbrados” y que se trataba de “una especie de enajenación”.
Mientras López Obrador decía eso, el Banco Mundial aprobó una solicitud de crédito por mil millones de dólares hecho por la Secretaría de Hacienda. Entonces el subsecretario Gabriel Yorio de inmediato aclaró que con esos recursos no sería financiado el programa de respuesta a la Covid-19, pese a la gravedad del problema sanitario.
Debe quedar muy claro que en una situación extremadamente grave como la pandemia de Covid-19, con grandes consecuencias en el empleo y la salud de los mexicanos, López Obrador se negó a endeudarse (aunque su gobierno obtuvo el préstamo antes mencionado, por ejemplo) y obstaculizó hasta donde pudo los créditos que tramitaban empresas privadas mexicanas. Ahora, en vísperas del proceso electoral, sí quiere autorización para un enorme endeudamiento. Son las prioridades del “humanismo mexicano”, sin ninguna duda.
Hay que recordar la receta que el 27 de mayo de 2020, en plena pandemia, López Obrador seguía para evitar las deudas: “Miren, ya mencioné que lo mejor es que no haya endeudamiento. Ya he hablado que la deuda personal, cuando nosotros dejemos de existir, pasemos a mejor vida, nuestras deudas, si las tenemos, no se le heredan a los hijos; pero la deuda pública sí. Esa es la diferencia, por generaciones. Entonces, hay que ser muy responsables: no endeudar al país”.
Hoy López Obrador va por un endeudamiento de unos 2 billones de pesos para cerrar su administración, cuando una y otra vez rechazó esa medida incluso en la peor etapa de la pandemia.