EN MÉXICO, la maternidad se cobija en rituales ancestrales

Ciudad de México, 21 SEP.-Hace poco, en una tranquila mañana, Regina Llanes Granillo puso sus manos sobre el cuerpo de una madre primeriza.

Ella y otra partera comenzaron a hacerle una sobada, un masaje abdominal maya cuyo propósito es ayudar a que los intestinos vuelvan a su sitio. Con aceite tibio de lavanda y toronjil, lentamente trazó círculos por el vientre, las asas del intestino, los ovarios.

Sus manos se detenían en el ombligo, presionando ligeramente, buscando lo que ella llamaba un “latido”; un pulso psíquico que, según dijo, revelaría si la energía del cuerpo era demasiado alta o demasiado baja.

El ritual no solo era un tributo a la niña nacida meses antes, sino también a la transformación de su amiga, Kay Nicte Cisneros García, en una nueva madre: un nacimiento dentro de otro nacimiento.

Luego ató a Cisneros con rebozos y la condujo a un baño infusionado con hierbas. Estas son el tipo de prácticas de partería arraigadas en las tradiciones y conocimientos indígenas a las que recurren cada vez más mujeres en México, según dicen los expertos.

Así como en la última década ha aumentado el número de mujeres que acuden a parteras y doulas en Estados Unidos y Europa, también ha crecido el interés por ellas en México, incluyendo la capital del país, según investigadores, expertos en salud y parteras.

Aquí, las mujeres que atraviesan la maternidad, una experiencia a veces solitaria, afirman que las tradiciones ofrecen un enfoque más personal y significativo para el parto y el cuidado posparto que el que suelen proporcionar los centros de salud, clínicas u hospitales convencionales.

En México, las parteras suelen tener una postura crítica frente a la atención obstétrica convencional, argumentando que los hospitales reducen el parto y la salud de las mujeres a protocolos rígidos e intervenciones innecesarias y despojan a las mujeres de su autonomía.

Por otro lado, dijeron, la partería ofrece una práctica ancestral y holística que se enfoca en las elecciones, emociones y circunstancias de las mujeres.

El modelo médico dominante “ha abordado procesos como el embarazo, la menstruación, la menopausia como padecimientos que hay que curar, o procesos meramente físicos, cuando no lo son”, dijo Cisneros, que también es partera.

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