Hablando de Derechos, por Guillermo Asseburg Archila ·
En toda democracia, la legitimidad del Poder Judicial radica en la confianza de la ciudadanía. Para que esta confianza exista, es fundamental que quienes aspiran a ser jueces, magistrados y ministros sean evaluados no solo por su trayectoria, sino, en el marco de la histórica oportunidad de elegirlos en las urnas, también por sus propuestas y compromiso con la justicia.
En México, el Instituto Nacional Electoral (INE) juega un papel crucial para lograr que la ciudadanía vote de forma informada, al proporcionar datos precisos sobre las y los candidatos, permitiendo a la sociedad conocer sus perfiles y sus proyectos antes de la elección.
Sin embargo, el acceso a esta información es solo el primer paso. La verdadera responsabilidad recae en la ciudadanía al tomarse el tiempo para analizar las plataformas de quienes buscan integrar el Poder Judicial. En una época donde la polarización y la desinformación pueden nublar el juicio, conocer en profundidad a cada aspirante es una necesidad. ¿Qué valores defienden hoy y cuáles han aplicado durante su trayectoria? ¿Cuál es su postura sobre la independencia judicial? ¿Han demostrado un compromiso sólido con la legalidad y la justicia? Estas son preguntas que no pueden ni deberían quedar sin respuesta antes de decidir.
Más allá de las credenciales, es esencial que la ciudadanía observe la congruencia entre el discurso y la trayectoria de los candidatos. En un país donde la impartición de justicia puede ser la diferencia entre el progreso y la impunidad, no basta con elegir por simpatía o desconocimiento. Se necesita un análisis profundo que garantice que quienes lleguen al Poder Judicial sean personas con verdadera vocación por la equidad, la imparcialidad y el respeto a la Constitución.
En este contexto, el papel del INE como difusor de información es clave, pero la responsabilidad final es de los votantes. Participar activamente en la elección del Poder Judicial es un acto de responsabilidad cívica que impacta en la calidad de justicia que México tendrá en el futuro. En nuestras manos está el poder de elegir con conciencia, de exigir transparencia y de construir un sistema judicial que realmente funcione para el bien común. ¿Estamos listos para tomar una decisión informada?