Por Orsetta Bellani
Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo; 7 de noviembre de 2025
Campesinos del ejido Felipe Carrillo Puerto denuncian que la base de mantenimiento del Tren Maya bloqueó el acceso a sus milpas y cultivos de cítricos. A pesar de que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) firmó un convenio en 2024 para construir rampas y caminos saca cosechas, el compromiso sigue sin cumplirse.
Las instalaciones de la base —una de las tres construidas en la Península de Yucatán, junto con las de Xpujil y Puerto Morelos— incluyen un taller, un edificio administrativo, un destacamento de la Guardia Nacional y un extenso estacionamiento que permanece vacío.
De acuerdo con los ejidatarios, la obra fue edificada sobre un terraplén de aproximadamente 14 hectáreas que constituye la única vía de acceso a las parcelas. Esta elevación dejó las tierras hundidas un par de metros, y además Fonatur colocó una malla metálica entre el terraplén y los cultivos, lo que obliga a los campesinos a saltarla para ingresar a sus milpas.
“El 18 de junio de 2024, Fonatur firmó un convenio durante una asamblea ejidal. Prometió construir rampas de acceso y caminos saca cosechas, pero hasta el momento no ha hecho nada”, denunció Carlos Koyoc Pacab, presidente del Consejo de Vigilancia del ejido Felipe Carrillo Puerto.
Información parcial durante la consulta indígena
Entre el 15 de noviembre y el 15 de diciembre de 2019 se realizaron 15 asambleas regionales informativas y consultivas sobre la construcción del Tren Maya en los cinco estados del sureste. En el caso del municipio de Felipe Carrillo Puerto, unas 300 personas se reunieron en la comunidad de X-Hazil Sur, en representación de 71 comunidades.
“En esa asamblea dijeron que el Tren Maya iba a traer muchos beneficios, pero no fue así”, recordó Elías Be Cituk, entonces comisariado ejidal. Aseguró que el megaproyecto atrajo militares, pero no turistas, y generó problemas que las autoridades nunca mencionaron durante la consulta.
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) observó irregularidades en ese proceso, señalando que las autoridades se centraron únicamente en los beneficios del proyecto y omitieron los posibles impactos negativos.
“Durante las sesiones observadas, las personas participantes preguntaron sobre los impactos sin obtener respuestas claras. La falta de estudios o de difusión de los mismos dificultó que las comunidades pudieran decidir de manera informada”, indicó el organismo internacional.
Promesas y estudios ausentes
Elías Be Cituk también denunció que durante la asamblea del 15 de diciembre de 2019 en X-Hazil Sur las autoridades no presentaron los estudios de impacto ambiental del Tren Maya ni los de los bancos de extracción de material pétreo construidos por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En ese entonces, Hugo Aguilar Ortiz —entonces coordinador del Programa de Derechos Indígenas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y hoy ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación— reconoció que los estudios aún no se habían realizado y que la consulta era apenas “genérica”.
Pese a que posteriormente se publicó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del tramo 6, en Felipe Carrillo Puerto no se llevó a cabo ninguna consulta específica. En cambio, el gobierno federal optó por acuerdos puntuales con las comunidades conforme surgían los problemas, como el convenio que Fonatur firmó en 2024 con el ejido.
“El tren fue un chasco para nosotros”
Desde el puente vehicular que cruza las vías del Tren Maya, la base de mantenimiento se distingue como una mancha gris en medio de los cultivos de cítricos y maíz. Justo debajo del puente, vallas con púas colocadas por Fonatur bloquean parcialmente el camino de terracería que conduce a las parcelas.
“Nos preocupa que cierren totalmente el acceso a nuestras tierras. El tren no nos trajo desarrollo, fue un chasco para nosotros”, dijo Koyoc Pacab. “El gobierno no cumplió sus promesas: no construyó las rampas, ni el puente para sacar las cosechas, ni los pozos para el riego. Tampoco ha pagado los daños que hizo durante las obras, cuando destruyó nuestras plantas de cítricos.”












