Tapachula, Chis., 20 JUL.-Los cruces ilegales en la frontera entre Estados Unidos y México han alcanzado su nivel más bajo en décadas, por las drásticas tácticas medidas tomadas por el presidente Donald Trump desde su llegada a la presidencia de Estados, los cruces ilegales en la frontera entre norte y sur de México han alcanzado su nivel más bajo en décadas y por ende los albergues para migrantes, antes abarrotados, hoy lucen casi vacíos.
Hoy en día, la frontera sur de México está casi irreconocible con respecto a hace apenas un par de años, cuando cientos de miles de personas de todo el mundo cruzaban a Estados Unidos cada mes en medio de escenas de caos y conmoción.
Donald Trump emplea de manera simultánea varias tácticas de línea dura, como lo son, detener de forma indefinida el asilo a las personas que buscan refugio en Estados Unidos a través de la frontera sur; desplegar soldados para perseguir y, lo que quizá sea igual de crucial, ahuyentar a quienes cruzan la frontera; dar amplia publicidad a los vuelos de deportación en los que se envía a los migrantes a casa con grilletes; y presionar a los gobiernos de América Latina, como al de la presidenta Claudia Sheinbaum de México, para que hagan más por frenar la migración, de lo contrario amaga con imponer altas tasas arancelarias.
De este lado de la frontera sur de México, es notorio que el flujo migratorio ha disminuido en comparación con años anteriores, el impacto de este fenómeno sigue reflejándose en los albergues de Tapachula, como el “Jesús el Buen Pastor”, que continúa recibiendo personas migrantes en situación de vulnerabilidad.
Acerca del futuro inmediato de la migración en la región, el responsable del albergue consideró que no se trata de una situación pasajera, sino de un fenómeno permanente.
Esto es político, viene de décadas atrás y va a seguir. Muchos migrantes prefieren regresar antes que enfrentar detenciones o encarcelamientos en el norte. Son personas trabajadoras que sólo buscan una oportunidad para apoyar a sus familias, expuso.
El administrador del albergue, Herbert Bermúdez, dijo que en la actualidad el albergue se encuentra semi vacío, con unas 80 personas, cifra considerablemente muy baja, si se compara con las mil 200 o mil 500 personas que se atendían en años anteriores.
Lo importante, agregó, es que seguimos con puertas abiertas, ya no con la magnitud de antes, pero en el albergue mantenemos el compromiso de dar alojamiento y alimento a quienes lo necesitan y para ello, no faltan extranjero que siguen llegando, aunque de manera esporádica.
El albergue recibe a personas deportadas de Estados Unidos o del norte de México, así como a migrantes que regresan voluntariamente y transitan por Tapachula, dijo el administrador.
Muchos de los migrantes que llegan han sido enviados primero a Villahermosa y luego regresan acá, porque saben que aquí siempre hay apoyo, indicó Bermúdez.
En las instalaciones conviven personas de diversas nacionalidades, incluyendo Angola, Cuba, Venezuela y países de Centroamérica. También se atiende a mujeres embarazadas, familias con niños, personas discapacitadas y migrantes en situación de calle, quienes no cuentan con recursos para pagar una renta o alimentarse.
En el albergue “Jesús el Buen Pastor”, conviven personas de diversas nacionalidades, incluyendo Angola, Cuba, Venezuela y países de Centroamérica, además, se atiende a mujeres embarazadas, familias con niños, personas discapacitadas y migrantes en situación de calle, quienes no cuentan con recursos para pagar una renta o alimentarse.
Resaltó que el albergue es para todos y todas las nacionalidades, incluso aseguró que han recibido a extranjeros de nacionalidad estadounidense que han solicitado refugio aquí.
El lugar funciona sin apoyo gubernamental, por lo que el mantenimiento depende del esfuerzo de quienes trabajan y viven ahí, no contamos con recursos federales ni estatales, el orden y limpieza del centro se hace con la cooperación de todos.
Además de brindar techo y comida, el albergue ofrece acceso a servicios básicos de salud y un espacio seguro donde las personas pueden descansar, bañarse y convivir en un ambiente de respeto.
La prioridad es mantener la paz, cero odio, cero violencia, sobre todo porque aquí hay niños, subrayó Herbert Bermúdez.
Muchos migrantes están varados en México y lo piensan dos veces antes de cruzar a Estados Unidos, otros planean quedarse en México, mientras que otros hacen todo lo posible por regresar a su país.
En México, la única opción para los migrantes es solicitar asilo, lo que puede llevar meses, no obstante persisten en la idea, porque finalmente los papeles tardan, pero llegan.