Sheinbaum y el arte de los malabares diplomáticos: sarcasmo en tres actos
El escenario político de México nunca deja de sorprendernos, especialmente cuando se trata de las piruetas diplomáticas de Claudia Sheinbaum. Esta semana, las noticias nos han regalado un show digno de circo, donde la protagonista intenta equilibrar las tensiones con Estados Unidos mientras el telón de fondo se tambalea.
Primero, alguien tuvo la brillante idea de sugerirle a Sheinbaum que aproveche la fuerza de Estados Unidos para derrotar a los cárteles. Porque claro, si algo hemos aprendido de la historia, es que las intervenciones extranjeras siempre resuelven los problemas locales… ¡cómo no! ¿Qué sigue? ¿Invitar al tío Sam a nuestras fiestas patrias para cortar el pastel y cantar el himno? Seguro sería un éxito rotundo (al menos para ellos).
En paralelo, el PAN ha decidido aportar su granito de arena al drama. Exigen que Sheinbaum no entre en una guerra arancelaria con Estados Unidos porque, según dicen, «nosotros vamos a perder». Ahí lo tienen, un recordatorio sutil de que, al parecer, en lugar de buscar soluciones, algunos prefieren rendirse antes de jugar. ¿Quizá deberían considerar un lema más directo: «Mejor no intentarlo, ¡por si acaso!»
Y como si eso no fuera suficiente, llega la joya de la semana: una campaña en Estados Unidos que busca delatar migrantes bajo la amenaza de que «¡no hay lugar para esconderse!». Una declaración que, más que intimidar, parece salida de un villano de película de acción barata. Y aquí estamos, observando cómo nuestras autoridades caminan de puntillas entre defender la soberanía nacional y evitar que nos arrinconen como el «socio» incómodo.
En resumen, el espectáculo diplomático de Sheinbaum sigue en cartelera. Entre propuestas descabelladas, consejos derrotistas y amenazas dignas de Hollywood, queda claro que la política exterior de México necesita menos circo y más estrategia. Mientras tanto, nos queda disfrutar del sarcasmo y seguir esperando que alguien se atreva a escribir un libreto más sensato para este teatro del absurdo.