En la Mira, por Héctor Estrada ·
En medio de los últimos días definitorios para Morena en Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar se perfila ya como una de las dos cartas más fuerte para quedarse finalmente con la candidatura a la gubernatura en la entidad. Tiene una de las estructuras electorales más preparadas para enfrentar los comicios del próximo año y sabe perfectamente que el proyecto político construido durante los últimos dos sexenios está listo para concretarse.
Ramírez Aguilar comenzó a cimentar sus aspiraciones abiertas por Chiapas desde hace más de cinco años. Desde sus posiciones políticas en el sexenio pasado emprendió la construcción de una estructura política para impulsar su proyecto. En ese entonces todo apuntaba a que se convertiría en el candidato inevitable del Partido Verde en Chiapas, pero al final los acuerdos de cúpula lo dejaron con un espacio en el Senado.
A Eduardo le tocó en 2018 sumarse a la fórmula morenista, dejando pendiente un proyecto que sólo se aplazaría por seis años más. Por eso no quitó el dedo del renglón en la operación y el fortalecimiento de su estrategia política desde la cámara alta. Estableció nuevas alianzas políticas a nivel nacional y sumó a muchos de los liderazgos que se habían quedado “sueltos” con los reacomodos del nuevo sexenio.
Ricardo Monreal se convirtió muy pronto en unos de sus principales aliados dentro del Senado y la cúpula mayor de Morena. Impulsaron juntos sus aspiraciones y movieron bien sus posiciones políticas, turnándose sitios estratégicos dentro de la cámara alta. Al final de cuentas, Ramírez Aguilar supo bien hacerse de importantes posiciones legislativas que le dieron mayor interlocución a la hora concretar los principales intereses legislativos de la 4T.
El trabajo persistente de su estructura en Chiapas y su estrategia en lo nacional lo mantuvo todo el sexenio como uno de los candidatos naturales de Morena al gobierno estatal. Para nadie ha sido un secreto ya que, junto Zoé Robledo Aburto, Ramírez Aguilar encabezó las preferencias electorales en el estado durante los últimos años. Parecía la disputa final inevitable por la candidatura de Morena, hasta la sorpresiva declinación de Zoé.
Hoy Eduardo Ramírez sabe perfectamente que tiene a una de las estructuras electorales mejor preparadas para enfrentar los comicios en Chiapas; que cuenta con los recursos (materiales y humanos) suficientes para sumar una nutrida votación a Morena; que el capital disponible para echar a andar su candidatura formal está en el mejor momento, desde cualquier frente; y que está convencido de ser la mejor opción para retornar la paz y gobernabilidad a la entidad.
Por eso la tenacidad de Ramírez Aguilar en busca de la candidatura estatal. Con uno de los mejores capitales para sumarse a la candidatura presidencial morenista, el proyecto electoral del autodenominado “jaguar” se enfila a la recta final de las definiciones por las principales candidaturas de la 4T, que lucen hoy más inciertas que nunca, mientras los intereses políticos dentro de las nueve entidades en disputa aguardan ansiosos la respuesta impostergable del próximo 10 de noviembre… así las cosas.