DETRÁS de la IA hay personas y explotación.- Gebru

Erika P. Bucio

Cd. de México (19 mayo 2023).- Hablar de la Inteligencia artificial (IA) como magia o de una inteligencia propia esconde la explotación laboral que la alimenta y la centralización del poder.

Una denuncia hecha por Timnit Gebru, fundadora del Distributed AI Research Institute (Instituto de Investigación Distribuida en Inteligencia Artificial, DAIR), conferencista invitada a El Aleph. Festival de Arte y Ciencia.

«En este momento mucha gente habla acerca de IA como si fuera magia, como que tiene sensibilidad. Si la gente habla de esta forma es porque hay un esfuerzo deliberado para escoger todas las diferentes cosas para tener acceso a la IA, desde la muchísima información que se toma, que se roba de todos nosotros hasta los muchísimos trabajadores que filtran y clasifican», planteó Gebru.

Fundó el DAIR un año después de ser despedida de Google, donde codirigía el equipo de Ética de IA, pero pronto se dio cuenta de que la estructura de las grandes corporaciones no está ahí para lograr mitigar los daños ni encaminarla hacia un propósito benéfico.

Este instituto hace investigación comunitaria y distribuida en Norteamérica, África y Europa, bajo la creencia de que los daños provocados por la IA se pueden prevenir y detener antes de que proliferen en la industria.

«El trabajo que hacemos es para crear conciencia de que la inteligencia artificial no está en ninguna nube, no es algo mágico, no tiene conciencia propia. Lo que hay detrás es gente, gente tomando decisiones, ya sea corporaciones u otras personas, para tener ciertas prácticas que son prácticas de explotación», recalcó.

En el equipo hay desde personas con doctorados hasta una repartidora de Amazon que conoce los algoritmos aplicados por la empresa para controlar a los trabajadores.

«Cuando hablo con algunos de estos trabajadores (encargados de clasificar la información) y les digo ¿tú crees que la inteligencia artificial tiene sentimientos o es consciente? Ellos se ríen porque lo han visto. Sin embargo, gente como un excolega mío habla de que algunos de estos chatbots tienen conciencia, sentimientos propios», contó.

Aunque puede sonar como una distopía o un capítulo de la serie Black Mirror, hay gente que se enamora de novias virtuales, pero esos sistemas son lo mismo.

En su conferencia «IA inclusiva: Investigación independiente y comunitaria», transmitida vía zoom, expuso las malas condiciones laborales de los trabajadores encargados de clasificar los contenidos que la alimentan, sin seguridad laboral y mal pagados.

Se refirió al artículo de la revista Time sobre los trabajadores en Kenia a quienes se les paga menos de dos dólares la hora por filtrar los contenidos tóxicos del ChatGPT que se verá en Occidente.

Hay muchas personas en todo el mundo haciendo este tipo de trabajo, no están en Silicon Valley ni son trabajadores de tecnología que cobran sueldos millonarios, sino que están en países como Argentina, Venezuela o Bulgaria o son refugiados sirios.

«Lo que intentamos mostrar es que la centralización del poder y explotación laboral no son problemas nuevos, así que hablar de IA como si fuera magia es una forma de quitarresponsabilidades y hacer que pareciera como si no hubiera entidades explotando a la gente y centralizando el poder», recalcó.

Sin embargo, advirtió, el futuro no está definido, son los seres humanos quienes van a decidir cuál será el futuro tecnológico. Abogó por mantener el pensamiento crítico.

«Yo le diría a la gente que no confíe demasiado en estos sistemas, que entienda que estos sistemas son creados para mezclar cosas y que no se olviden de cómo escribir, de pensar. Mi consejo es que sean inteligentes ustedes», sentenció.

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