En la Mira, por Héctor Estrada ·
En 2020, Damián, junto a su hermano Alejandro, decidieron migrar de su localidad en Tapachula al norte del país. Tenían como objetivo buscar trabajo y enlistarse en la Guardia Nacional para ayudar a su familia en Chiapas. Sin embargo, el joven de tan sólo 18 años terminó siendo asesinado en junio de ese mismo año por elementos del ejército, convirtiéndose así en la primera ejecución extrajudicial reconocida por el gobierno de López Obrador.
Los hechos ocurrieron justamente en el mes de julio. Damián y Alejandro se encontraban ya en Nuevo Laredo, Tamaulipas. No habían conseguido ingresar a la Guardia Nacional por falta de documentación, por lo que decidieron solicitar empleo en un lavado de carros. Sin embargo, sólo Damián consiguió el trabajo, pues Alejandro era menor de edad (con 16 años).
El último contacto telefónico con sus padres ocurrió el 24 de junio. Informaron que regresarían a Chiapas, pues no había sido sencillo conseguir empleo para ambos. Pero eso ya no sucedió. Entre el 24 de junio y el 3 de julio ambos jovencitos fueron secuestrados por integrantes del grupo criminal “La Tropa del Infierno”, conocido por secuestros y métodos de ese tipo.
No obstante, no fueron los secuestradores quienes le arrebataron la vida a Dimían. Su ejecución sucedió el 3 de julio tras un enfrentamiento entre elementos del Ejército Mexicano y “La Tropa del Infierno”. En una de las camionetas del grupo criminal iba Damián, junto a otras dos personas secuestradas. Iban atados de pies y manos con cinta industrial.
Según consta en el video publicado por El Universal (tomado por la cámara de un militar que participaba en la persecución y balacera), tras el enfrentamiento, Damián habría intentado asomarse desde la camioneta para pedir ayuda, moviendo sus brazos atados y la cabeza. En la escena se ve que al menos cinco soldados apuntaban y se acercaban a la unidad. “Está vivo, hay uno vivo”, se escucha decir a militares. Pero llegó la indicación de un mando ordenó: “¡mátenlo!”… Y Damián fue ejecutado de un tiro en la cabeza.
A partir de ese momento comenzó el calvario para los padres y otros parientes de Damián y Alejandro; incluso, tuvieron que efectuar un plantón de casi cuatro meses en la Ciudad de México para presionar al gobierno a atender el caso. Raúl Genovés, padre de Damián y Alejandro, detalló que, según el reporte oficial, junto a Damián se encontraron a dos personas secuestradas más muertas, pero de Alejandro no hubo rastro.
Los familiares no descartan que el cuerpo de Alejandro haya sido retirado de la zona del enfrentamiento tras percatarse que se trataba de un menor de edad. Mientras tanto la autopsia confirmó que Damián fue asesinado de un balazo en la cabeza, a menos de tres metros, pese haber estado atado durante la ejecución.
Al presidente no le quedó de otra que ordenar al titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval, hacer las investigaciones pertinentes para esclarecer el hecho. Esta orden se registró en una conferencia de prensa el 24 de agosto de 2020. Al respecto, la CNDH emitió la recomendación 90/2021, en la que se advierte que los hermanos habían desaparecido el 24 de junio de 2020, según consta en la extensa investigación (https://bit.ly/3j7VYYv) hecha por el periodista Christian González para La Silla Rota.
“Es evidente que el personal militar que participó en estos hechos actuó de manera deliberada en la ejecución extrajudicial (de Damián), quien se encontraba inmovilizado, sino que también filtró información, fotografías y videos de los hechos, a través de la página web (sic) Nuevo Laredo, Frontera al rojo vivo, de que se trataba de un sicario o integrante de un grupo delictivo, para intentar justificar este abuso de autoridad y uso excesivo de la fuerza letal”, relata el mismo documento de la CNDH.
Hoy, a casi tres años de su asesinato, la ejecución de Damián a manos del ejército sigue impune; mientras de su hermano Alejandro todavía no se sabe nada. Por eso la familia de ambos jovencitos exige se agilicen los procedimientos para judicializar el caso y llevar ante la justicia a los responsables de un hecho que bien podría ser sólo la muestra fehaciente de otros tantos que quedan en el silencio ante el encubrimiento y la falta de evidencias públicas… así las cosas.