En la Mira, por Héctor Estrada ·
Son engañados con atractivas promesas de trabajo, reclutados y llevados a otras entidades, para finalmente ser sometidos a grupos de explotación laboral. Se trata de las redes de tráfico de menores chiapanecos, cuya presencia en diversos puntos de la república se ha incrementado alarmantemente durante los últimos años.
El último caso fue reportado apenas el pasado 27 de julio en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, dónde la presencia de dichas redes de trata de menores se ha vuelto más recurrente. Según la fiscalía general de esa entidad, el pasado domingo se llevó a cabo el rescate de tres menores (de 14 y 15 años) que eran sometidos a jornadas de trabajo de más de 15 horas para la venta de productos en vía pública.
Los tres señalaron ser originarios de San Juan Chamula, Chiapas, reconocieron estar en esa entidad lejos de sus padres y haber permanecido desde hace meses en un esquema de trabajo bajo vigilancia laboral permanente, jornadas de 9:00 am a 12:00 pm y hacinamiento en cuartos de vivienda compartida. Sin embargo, casos como el suyo se han convertido en una constante reciente.
Durante el último año, de julio de 2024 a julio de 2025, se tienen documentados al menos siete operativos judiciales de rescate a menores de edad, originarios de Chiapas, en ciudades de cuatro estados diferentes de la república mexicana.
Así, en julio del año pasado fueron nueve niñas y niños chiapanecos rescatados por el DIF en la ciudad de Oaxaca; en octubre siete menores en Navojoa, Sonora; y en diciembre 14 más en Celaya Guanajuato. En mayo de este año fueron 16 los menores los rescatados en Cancún y otros nueve en Monterrey, Nuevo León, ese mismo mes.
En junio pasado, una red de trata de menores dentro del estado de Nuevo León, en la que estuvieron involucrados niños y niñas originarios del estado de Chiapas, fue denunciada por la propia Mariana Rodríguez Cantú, esposa del gobernador Samuel García.
De acuerdo con Rodríguez, fue a partir de un operativo como detectaron a dos niñas trabajando solas en un crucero. Dicha situación dio pie a investigaciones más profundas que permitieron desmantelar una red de trata que obligaba a los menores a trabajar en la calle sin vínculo familiar comprobable con los adultos que los acompañaban.
Posteriormente, se realizó un cateo en un domicilio ubicado en la colonia 10 de Mayo de Monterrey, donde encontraron a más menores en condiciones similares. “Ya hay varios ingresados a Capullos (DIF) que no pudieron comprobar parentesco con ninguno. Los adultos se decían tíos, pero los niños ni siquiera saben su fecha de nacimiento, y la mayoría vienen de Chiapas”, detalló Rodríguez Cantú ante medios de comunicación.
El modus operandi se ha repetido en prácticamente todos los casos detectados dentro del país. Se trata pues de menores de edad, originarios principalmente de municipios indígenas de Chiapas, donde las regulaciones al trabajo infantil son más endebles. La mayoría son enviados bajo el conocimiento de sus propios padres que, pese a la prohibición legal, siguen utilizando a sus hijos como generadores de ingresos.
Y es que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el trabajo infantil en Chiapas ha mantenido una tendencia al alza durante los años recientes. De esta forma, mientras en 2017 se contabilizaba una afectación al 12.8% de la población de entre 5 y 17 años, para 2022 la cifra alcanzó al 20.8% del mismo sector poblacional, equivalente a más de 338 mil niñas, niños y adolescentes en la entidad.
Es un fenómeno ilícito que lamentablemente sigue ocurriendo sin que existan todavía acciones públicas de investigación, contención y desarticulación criminal dentro de Chiapas; mientras decenas de niñas, niños y adolescentes permanecen a merced de redes delictivas nacionales, que ven en Chiapas “tierra fértil” para el tráfico impune de trabajadores infantiles hacia otras ciudades de México… así las cosas.