Por Javier Domínguez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. A pesar de que las leyes contemplan multas de hasta siete millones de pesos por la posesión de ejemplares endémicos o amenazados, Chiapas enfrenta un grave problema de tráfico de especies, lo que pone en peligro no solo a la fauna silvestre, sino también al equilibrio ambiental de la región.
Guacamayas, primates como los monos araña e incluso felinos de gran tamaño como los jaguares, son algunas de las especies que más se extraen del estado para abastecer el mercado ilegal. Su ausencia genera daños irreparables en los ecosistemas, donde desempeñan roles cruciales como controladores de plagas, dispersores de semillas y reguladores del entorno.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) reitera que la fauna silvestre no debe considerarse como mascota, ya que estas especies necesitan su entorno natural y comunidad para sobrevivir. Asimismo, exhorta a la población a evitar caer en el tráfico ilegal, una práctica que ha convertido a Chiapas en un punto crítico de esta problemática.
Un regalo navideño ilegal
Las autoridades han alertado sobre la tendencia de regalar flora y fauna como parte de las festividades de fin de año, una práctica que incrementa el tráfico de especies durante estas fechas. Según la investigación “Vendidos sin piedad”, realizada por el Centro para la Diversidad Biológica, Chiapas es uno de los estados con mayor recolección ilegal de vida silvestre, afectando a especies como tortugas, iguanas, serpientes, orquídeas, cocodrilos, primates y jaguares.
El comercio ilegal genera cuantiosas ganancias para los traficantes. Por ejemplo, monos araña pueden ser vendidos en la Ciudad de México hasta por 50 mil pesos. Sin embargo, el costo real es devastador: se estima que más del 75 % de los animales capturados mueren antes de llegar al consumidor final debido a las condiciones deplorables de captura, transporte y cautiverio.
Un llamado urgente
La PROFEPA insiste en la necesidad de frenar esta actividad, que no solo atenta contra la biodiversidad, sino que también expone a las especies a un sufrimiento innecesario y al riesgo de extinción. La colaboración de la ciudadanía es esencial para combatir el tráfico de especies y proteger el valioso patrimonio natural de Chiapas.
Con un compromiso firme de las autoridades y una mayor conciencia por parte de la sociedad, es posible detener esta práctica y preservar la riqueza biológica del estado, vital para el equilibrio ambiental de México y el mundo.