Doy Fe, por Ovidio Cortazar Ramos
En Chiapas, la labor notarial ha sido históricamente un pilar de certeza jurídica y paz social. Sin embargo, es real que persiste un distanciamiento tangible entre la actividad notarial y la ciudadanía, por lo que se vuelve urgente que las y los notarios establezcamos un diálogo directo con la sociedad. No basta con custodiar protocolos y dar fe de actos jurídicos: hoy, la ciudadanía exige cercanía, claridad y confianza.
La mayoría de las personas recurre a los servicios notariales sin comprender del todo la magnitud de su función. En cada escritura, testamento o contrato, se juega mucho más que un trámite: se garantiza seguridad patrimonial, se protege la voluntad de las familias y se construye confianza en la legalidad. Por ello, es indispensable que las voces del notariado se escuchen más allá de los muros de las notarías, en espacios públicos, medios de comunicación y foros ciudadanos.
La comunicación directa no significa propaganda, sino pedagogía social. Explicar con lenguaje claro lo que implica la fe pública, mostrar cómo el notariado contribuye a la vida cotidiana y abrir canales de diálogo horizontales son pasos esenciales para redignificar la profesión. La ciudadanía necesita saber que detrás de cada firma hay un compromiso ético y un servicio que vela por su tranquilidad, incluso cuando no lo advierte.
En este contexto, las y los notarios chiapanecos tenemos la oportunidad de convertirnos en referentes de confianza. Su voz debe resonar en la sociedad para que se entienda la magnitud de su labor: no como un oficio distante, sino como una vocación de servicio que acompaña la vida de las personas en momentos decisivos.
Porque el notariado no es sólo un garante de legalidad: es un puente de confianza entre la ciudadanía y el Estado. Y ese puente se fortalece con comunicación honesta, clara y cercana.












