El falso patriotismo de Salinas Pliego

En la Mira, por Héctor Estrada ·

¿Cómo fue que, en sólo tres años, Ricardo Salinas Pliego pasó de amigo, promotor y asesor de López Obrador a opositor recalcitrante de la 4T? es la interrogante central sobre un personaje que ha transitado del escándalo fiscal a la conveniente oposición política durante los últimos meses.

Para nadie es un secreto que Salinas Pliego arrancó la última campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador como uno de sus principales aliados y promotores rumbo a los comicios de 2018. Tenía una apuesta clara sobre el proyecto presidencial de Obrador y no tuvo empacho en usar abiertamente sus medios de comunicación concesionados para impulsar la imagen del tabasqueño.

“Somos amigos”, decía Salinas insistentemente cada que el tema venía a colación. Y así llegó el inicio de la administración obradorista, con una amistad pública que terminó viéndose reflejada con la integración del dueño de Grupo Salinas al nuevo Consejo Asesor Empresarial de la Presidencia de la República.

TV Azteca y sus canales se volvieron pronto los medios de comunicación más leales al nuevo gobierno. Sus contenidos noticiosos se llenaron de notas positivas para el nuevo régimen y de una abierta defensa de los grandes proyectos gubernamentales. Era, decían algunos, el sexenio presidencial para TV Azteca, por encima del poderío representado por Televisa. Y las críticas desde la oposición también se desataron.

Los ataques contra el presidente por su amistad con Salinas Pliego llovieron desde los medios opositores. Y es que, la relación entre Ricardo Salinas y los hermanos Salinas de Gortari no ayudaba mucho a la desvinculación de Andrés Manuel con el pasado priista. Finalmente, habría sido durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cuando Grupo Salinas compró la cadena de televisión estatal con dinero que el propio Raúl Salinas (hermano de Carlos) le habría prestado.

Pero ninguna denuncia o señalamiento sobre las relaciones incómodas del pasado cambió el amistoso contubernio. Así, aunque, para cumplir las promesas de campaña, se hicieron reducciones de más de 60 por ciento a los convenios de publicidad, en otros rubros las empresas de Salinas Pliego recibieron jugosos contratos.

Pocos saben que desde el sexenio del priísta Enrique Peña Nieto, Salinas Pliego había incursionado en la rama de la industria petrolera, creando la empresa Typhoon Offshore, S.A.P.I. de C.V. La cual, según información pública, fundó en el año 2013. La empresa tiene registrada sus operaciones en Ciudad del Carmen y en Periférico Sur 4121, Colonia Fuentes del Pedregal, de la Ciudad de México. Es decir, en la misma dirección fiscal que TV Azteca.

De esta forma, durante la administración de Obrador, la empresa Typhoon Offshore, dedicada a la reparación de pozos petroleros, terminación de pozos, mantenimiento de pozos y mantenimiento estructural a instalaciones petroleras, no sólo mantuvo sus contratos, sino que los incrementó, pasando de una cifra total de 366 millones pesos en 2015 a más de 11 mil millones para 2021.

Sumando a lo anterior, entre otras cosas, la asignación a Banco Azteca de la distribución inicial de los programas del Bienestar, con ganancias de más de 300 millones de pesos sólo por manejo de cuentas. Y hasta ahí la amistad de Salinas Pliego con Obrador y su administración presidencial parecía inquebrantable… Hasta que las comprometedoras complacencias para el empresario ya no resultaron viables.

Desde 2013 Salinas Pliego mantenía una serie de litigios con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) por una deuda fiscal derivada de impuestos no pagados por el régimen de consolidación fiscal de Grupo Elektra. El monto original fue establecido en 18 mil 400 millones de pesos, pero con recargos, multas y actualizaciones, la cifra total ascendió a 33 mil 300 millones que, bajo distintos recursos legales, Salinas ha postergado pagar.

Así, el compromiso de Obrador para ayudar a Ricardo Salinas con la deuda ante el SAT se volvió insostenible. Y la relación se comenzó a fracturar. En septiembre de 2024 fue el propio empresario quien confesó y acusó a López Obrador de incumplir el “pacto” para ayudarlo con su caso ante la Suprema Corte de Justicia fin de reducir el monto de la deuda a 7 mil 600 millones que él consideraba justo pagar.

Aseguró que Obrador y él habían acordado que, con el consentimiento del procurador fiscal y el secretario de gobernación Adán Augusto López, los expedientes de sus casos fiscales serían turnados al ministro Luis María Aguilar para resolver a su favor. Sin embrago, el presidente había finalmente incumplido “el pacto”.

Y es que, ya desde antes, el plan federal para la distribución de los programas del Bienestar había generado desencuentros. López Obrador había solicitado a Banco Azteca incrementar su cobertura (en sucursales y cajeros) a más municipios y comunidades para mantener la distribución de todos los programas sociales, pero Salinas se negó a hacerlo, por lo que el presidente decidió la creación de su propia institución bajo el nombre de Banco del Bienestar.

El asunto no sólo significó para Grupo Salinas el fin de otro contrato con el gobierno federal, sino también la pérdida de ganancias millonarias por manejo de miles de cuentas de beneficiarios que serían trasferidas al nuevo banco. Y así, la situación se convirtió en un cúmulo de acuerdos y negocios fracturados que llevaron a Salinas Pliego a abrir un campo de batalla mediática contra el gobierno federal.

Salinas Pliego sabía perfectamente que sin la ayuda presidencial el cobro de los impuestos adeudados era ya impostergable. Su última carta para alargar lo inevitable estaba en las negociaciones con ministros de la Suprema Corte, pero la reforma al Poder Judicial del año pasado terminó por desplomar sus esperanzas. Por eso, no le quedó de otra que cambiar la estrategia e intentar convertir su litigio estrictamente fiscal en un asunto político.

Por eso su repentina transición a la vida político-electoral del país, con una nueva aspiración presidencial que intenta mutar su añeja deuda ante el SAT a un supuesto asunto de persecución política que le resulta conveniente. Y es que, más allá de la evidente crisis de inseguridad en México, lo cierto es que a Salinas Pliego no le importó la situación del país hasta su rompimiento con Obrador y los negocios con el gobierno.

Con litigios abiertos en México y Estados Unidos por evasión fiscal y defraudación, así como turbios vínculos con los hermanos Salinas de Gortari que facilitaron la compra de los canales de televisión, y múltiples abusos financieros o laborales denunciados dentro de sus empresas, Ricardo Salinas Pliego representa hoy el tipo de oposición política qué más daño le hace a la posibilidad de alternancia viable en México.

Y no sólo porque su discurso está cargado de oportunismo, desesperación y falso interés por las y los mexicanos, sino porque en el fondo sólo trata de un delincuente de cuello blanco más que busca usar al legítimo descontento social como vehículo para blindarse y proteger a sus verdaderos intereses económicos personales… así las cosas.

Contacto: hectorestradaenlamira@gmail.com

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