Doy fe por Ovidio Cortazar Ramos/Notario 156
En tiempos de desconfianza institucional, el notariado chiapaneco enfrenta un desafío urgente: recuperar su lugar como garante de legalidad, confianza y paz social. La fe pública, piedra angular de nuestra labor, no puede sostenerse si se desvincula de la realidad que vive la ciudadanía. Hoy, más que nunca, el notario debe ser un agente activo de reconstrucción ética y modernización jurídica.
La crisis de credibilidad que permea nuestra sociedad no es ajena al gremio. La opacidad, el rezago tecnológico y la falta de vinculación con las necesidades cotidianas han erosionado la percepción pública de nuestra función. Pero lejos de resignarnos, este contexto debe impulsarnos a redignificar el oficio: volver a darle sentido, propósito y cercanía.
Modernizar el trabajo notarial no significa abandonar la solemnidad del protocolo, sino adaptarlo a los nuevos tiempos. Digitalización, transparencia, lenguaje claro y atención empática son herramientas que deben integrarse a nuestra práctica diaria. No se trata sólo de actualizar sistemas, sino de renovar el vínculo humano que sostiene la fe pública.
El notariado chiapaneco tiene una historia de servicio, pero también una responsabilidad de evolución. Redignificar nuestra labor implica escuchar a la ciudadanía, formar a las nuevas generaciones con ética y visión, y construir un colegio que sea casa de diálogo, innovación y unidad gremial.
Por ello, el llamado es claro: necesitamos un gremio unido, capaz de enfrentar los retos del presente con inteligencia colectiva y vocación de servicio. La transformación no será posible si cada notario camina por su cuenta. Es momento de sumar ideas, voluntades y experiencias para construir juntos un notariado moderno, ético y profundamente humano.
Porque el notario no es sólo testigo de actos jurídicos: es testigo de su tiempo. Y hoy, Chiapas nos llama a estar a la altura, con unidad, compromiso y visión de futuro.












