En la Mira, por Héctor Estrada
Con la muerte de al menos una decena de animales (cuyo deceso sí se ha oficializado), el deterioro de varios puntos de exhibición y trámites de traslado a ejemplares que no terminan de llegar a Chiapas, el Zoológico Miguel Álvarez del Toro (Zoomat) en Tuxtla Gutiérrez parece haberse convertido en la primera víctima del vacío rector que se vive actualmente al interior de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn).
Y es que, a sólo dos meses de su llegada a la dependencia, la gestión de Malena Torres Abarca comenzó con el “pie izquierdo”. En enero de este año fueron un aproximado de 60 trabajadores quienes salieron a medios de comunicación para denunciar un proceso de despidos masivos injustificados dentro de la dependencia.
En ese entonces, la titular fue denunciada por separar del cargo a personal con varios años de antigüedad, haciendo uso de métodos abruptos. Sin embargo, el escándalo terminó por complicarse luego de que saliera a la luz el supuesto tráfico de influencias y uso irregular de personal jurídico institucional, por parte de Torres Abarca, para litigar un asunto familiar dentro del poder judicial estatal.
La denuncia, hecha por la madre de su propio nieto, llevó en marzo pasado a la funcionaria al “ojo del huracán” por las implicaciones legales de los señalamientos públicos como nueva funcionaria del gabinete estatal. No obstante, los casos de presunta negligencia, falta de preparación en la materia y errores dentro de la dependencia siguieron brotando con el paso de los meses, haciendo del Zoomat el primer punto de quiebre.
En lo que va del último año el área de exhibición de nutrías se ha quedado sin ejemplares. La última de ellas, rescatada del Grijalva, falleció apenas en abril de este año, según documentaron diversos medios de comunicación. El área actualmente luce abandonada, sin mantenimiento y mucho menos con la esperanza de contar con nuevos ejemplares, luego de la muerte de cuatro en los últimos años.
La crisis al interior del zoológico se ha agudizado con casos como el de la muerte de ocho venados electrocutados por las cercas de seguridad el pasado mes de junio. Las imágenes de los animales convulsionando se viralizaron en redes sociales, generando rápida indignación… Además, de la fuga de un Coyote en abril pasado, que provocó un intenso operativo de rescate en varias colonias de la capital chiapaneca.
A los expedientes se sumó también: la muerte de un mono aullador, que falleció electrocutado luego de escaparse del zoológico y tocar un cable de alta tensión dentro de una colonia cercana; la pérdida de un quetzal por fallas en las mallas de aislamiento; y la reciente muerte (el pasado 28 de septiembre) de un jaguar, rescatado por la PROFEPA, dado en resguardo a la Semahn para su cuidado y preservación.
Sin olvidar, por supuesto, el prolongado aplazamiento al trámite de traslado de ejemplares de águila harpia, que se habrían adquirido desde hace más de un año, por un monto superior a los tres millones de pesos. El trámite, consumado mediante el Fideicomiso Público del “Fondo Estatal Ambiental”, han permanecido a discreción, desatando una serie de sospechas sobre uso irregular de recursos y complicidades que trascendieron administraciones sexenales.
No obstante, lo peor del asunto ha sido la reacción y tratamiento de la titular de la dependencia rectora, quién no sólo ha mostrado reiteradamente desconocimiento sobre los temas, sino que además ha preferido deslindarse de todo cuestionamiento público para canalizar cualquier duda hacia las autoridades de zoológico.
“Es como los humanos. Nos enfermamos y deterioramos (Y morimos). Los invito que vayan mejor al zoológico para que conozcan la veracidad del tema”, contestó Torres Abarca al cuestionamiento de la prensa sobre la reciente muerte del jaguar.
El asunto se ha vuelto cada vez más incómodo por las declaraciones reiteradas de la secretaria de medio ambiente, así como por su evidente falta de preparación sobre el rubro y el funcionamiento de la institución a su cargo; pero, sobre todo, por las consecuencias que las omisiones, negligencias e incapacidades han provocado ya a sitios tan emblemáticos como el propio Zoológico Miguel Álvarez del Toro… así las cosas.