Chiapas, con el corazón en crisis
Las cifras no mienten: las enfermedades del corazón siguen siendo la principal causa de muerte en Chiapas y en el país. El más reciente informe de defunciones del INEGI revela un panorama que debería encender las alarmas tanto en el sector salud como en la sociedad.
Durante el primer trimestre de 2025, en México fallecieron más de 211 mil personas. De ellas, más de 51 mil murieron por padecimientos cardíacos. Chiapas no es la excepción: en tan solo tres meses, mil 880 chiapanecos perdieron la vida a causa de estos males, seguidos por la diabetes mellitus (1,189 muertes) y los tumores malignos (832).
Estas cifras son más que números fríos. Hablan de familias que quedan incompletas, de vidas truncadas y de un sistema de salud que aún no logra priorizar la prevención. Es cierto que la atención médica ha avanzado, pero la batalla contra los factores de riesgo —mala alimentación, obesidad, sedentarismo, tabaquismo e hipertensión no controlada— se sigue perdiendo en lo cotidiano.
En un estado como Chiapas, donde la pobreza y las desigualdades estructurales limitan el acceso a servicios de salud y a una dieta equilibrada, la estadística se convierte en un reflejo de carencias históricas. La realidad es clara: mientras las enfermedades cardíacas se mantengan en la cima de las causas de muerte, se pone en evidencia que las campañas de prevención son insuficientes o no llegan a donde más se necesitan.
Las autoridades deben pasar de las cifras a la acción. Urge reforzar los programas de salud comunitaria, garantizar el acceso a diagnósticos tempranos y tratamientos oportunos, y sobre todo, apostar por una educación preventiva que empiece desde la escuela y el hogar. No se trata solo de atender la emergencia médica, sino de construir una cultura de autocuidado.
Cada defunción evitable por enfermedades del corazón es también un recordatorio de que la salud pública necesita decisiones firmes y políticas de largo plazo. Chiapas no puede seguir encabezando las listas de mortalidad. El reto es enorme, pero la indiferencia costará muchas más vidas.